Petroperú y la ideología “zombie”
Por Humberto Campodónico *
El Perú es uno de los países donde todavía vive el Consenso de Washington, a pesar de que está bien muerto y enterrado en casi todos los países de la región y, también, en el propio Washington. Ya queda claro que el boom de crecimiento exportador de materias primas poco o nada tuvo que ver con las políticas económicas ortodoxas, por dos razones.
Uno, porque todos los países crecieron, incluidos los heterodoxos como Bolivia y Ecuador. Y, dos, porque ese crecimiento se debió al “boom” chino, país que impactó a todo el planeta con su sistema de economía mixta (Estado y mercado), lo que se acrecentó con su entrada a la Organización Mundial de Comercio en el 2001.
Uno de los ejes de la ideología “zombie” que es ahora el CdeW es la repulsión a las empresas públicas, porque sí. No reconocen el rol que tuvieron, y siguen teniendo, en el boom económico chino. ¿Por qué lo que funcionó allá, no puede funcionar acá? No solo eso. Hasta el FMI reconoce el rol positivo que estas juegan en varios países, sobre todo en la mejora de los ingresos tributarios.
Pero acá eso no se admite. Ni siquiera cuando al frente de Petroperú está un empresario minero como Augusto Baertl. Basta que se haya pronunciado a favor de relanzar a Petroperú para que reciba sendos ataques, lo que incluye en primera línea al diario El Comercio, inclusive en sus editoriales.
Para traerse abajo Petroperú, uno de los ejes ha sido que el monto de inversión en la Refinería de Talara se ha incrementado enormemente. No. El monto es el mismo: US$ 2,730 millones para la propia refinería; US$ 800 millones para las obras a cargo de terceros (obras como planta de desalinización de agua de mar y una generadora eléctrica, planta de desulfurización).
Además, US$ 500 millones a cargo de Petroperú, imputables a los costos del proyecto desde su inicio (como las compras de las licencias de equipos a Exxon Mobil y Axen y la ingeniería de detalle). Se incluyen, también, las obras preliminares y tanques de almacenamiento de petróleo y combustibles con capacidades superiores a los 300,000 barriles, necesarios por el aumento de capacidad de la refinería.
Bastó que el ingeniero Baertl le sumara a estas cifras el costo del financiamiento (los intereses) para que recomenzaran los ataques, diciendo que esa era una “nueva cifra”). Otro ataque es que el proyecto no está financiado (esto viene de otra orilla ideológica), pues “aún no sale la emisión de bonos de US$ 1,000 millones ni el aval de CESCE de España a un crédito sindicado de US$ 1,450 millones.
Cierto, esos créditos aún no han salido, pero se está trabajando en ellos y en eso está la nueva dirección de Petroperú. Ahora bien, si confiábamos en que todos los créditos hubieran estado listos desde el Día 1, entonces tendríamos 0% de avance en la inversión. Dicho de otra manera, la derecha privatizadora hubiera obtenido exactamente lo que quería: matar al proyecto antes que nazca.
Por eso, es importante constatar que hoy la Refinería de Talara tiene un 47% de avance. De las 256 órdenes de compra de los equipos ya se han hecho 252 y 650 de ellos ya llegaron a Talara, muchos de ellos a través del muelle seco construido para recibirlos. De los US$ 2,730 millones de inversión, US$ 1,500 millones serán invertidos por empresas peruanas en la infraestructura y en obras civiles, lo cual ha dinamizado toda la economía regional.
También se dice que la refinería está sobrevaluada pues los costos por barril son mayores que en refinerías de otras partes del mundo., Aquí hay ignorancia y también mucha “mala leche”. Se menciona por ejemplo a la refinería Prairie de Dakota del Norte (EEUU), pero no se dice que esta es una refinería de solo 20,000 barriles diarios y que solo va a producir diesel. En Talara se va a aumentar la capacidad de 60,000 a 90,000 barriles diarios y va a tener lo que se llama una “alta conversión”, pues va a procesar petróleo pesado, además que eliminará el contenido de azufre del petróleo, para que este sea más limpio.
Otro tema de ataque son los derrames del Oleoducto Norperuano (ONP). Hemos dicho y repetido que no queremos que se derrame una gota más de petróleo, que contamina la flora y fauna y los propios alimentos de las comunidades nativas. Dicho esto, ahora se sabe que 5 de los últimos 7 derrames han sido producidos por “daño mecánico” debido a cortes con sierra.
Esto no reduce la responsabilidad de Petroperú, que deberá redoblar sus inversiones y programa de mantenimiento para que ello no se produzca. Pero de ello no hablan los detractores interesados de Petroperú ni tampoco de todo el eje estratégico que significa el oleoducto, pues podrá transportar petróleo del Ecuador.
Finalmente, y lo más importante. El nuevo directorio plantea que Petroperú vuelva a explotar petróleo del Lote 192 y del Lote 64, de su propiedad. Esto es lo que más atacan pues significa la consolidación de la empresa y su viabilidad económica. Todo eso es lo que no quieren los defensores de la ideología “zombie” del CdeW y que hoy han planteado que se investigue a Talara en el Congreso. Muy bien. Habrá la oportunidad de rebatirlos en ese foro.
El Perú es uno de los países donde todavía vive el Consenso de Washington, a pesar de que está bien muerto y enterrado en casi todos los países de la región y, también, en el propio Washington. Ya queda claro que el boom de crecimiento exportador de materias primas poco o nada tuvo que ver con las políticas económicas ortodoxas, por dos razones.
*Cristal de Mira
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