Madre de Dios, paradoja estadística del Perú

Por Carlos Monge


Hace unos meses, el PNUD presentó su Informe sobre el Desarrollo Humano 2013. Entre las 20 provincias con mayor desarrollo humano están Tahuamanu y Tambopata, en Madre de Dios.
Hace pocos días, el INEI nos ofreció nuevas cifras sobre la pobreza y, destaca Madre de Dios como la región que en los últimos años ha sido la menos pobre, aunque en el 2013 comparte ese destacado lugar con Ica.
Cualquier despistado que se limite a mirar las cifras del PNUD y del INEI concluiría que Madre de Dios es el camino a seguir, es la estrella que nos ilumina.
Sin embargo, prestando un poco de atención a los medios, nuestro despistado observador se daría cuenta que esta es la misma Madre de Dios a la que el Estado peruano está controlando el ingreso de sus principales insumos productivos (gasolina, maquinaria pesada, arsénico y mercurio), la salida de su principal producto de exportación (oro), y el funcionamiento de sus mercados financieros.
¿Qué pasa? ¿El Estado peruano está en guerra con su región más exitosa en términos de lucha contra la pobreza? ¿Se han vuelto locos?

Sucede que la base del “éxito” de Madre de Dios está en la minería ilegal, que está devastando ecológicamente la Amazonía con daños irreversibles en tiempos humanos, y que también contiene una catástrofe social en términos de condiciones laborales, trabajo de menores, trata de personas y prostitución infantil.
Ocurre que estas mediciones sobre la pobreza son en realidad mediciones del ingreso monetario (INEI) o mediciones en las que el ingreso monetario pesa bastante (PNUD). De hecho, mirando más en detalle la data del PNUD, vemos que Tambopata por ejemplo está bastante mal en términos de indicadores de esperanza de vida al nacer (y de nivel educativo, pero en el puesto 6 en términos de ingresos monetarios, lo que le sube el promedio lo suficiente para estar entre las 20 mejores… Y ojo, lo mismo pasa con Yauli (La Oroya) en Junín.
Y el problema es que –para comenzar- estas mediciones no se preguntan por el íntegro de las condiciones de vida de las personas. De hecho, de acuerdo con Enrique Vásquez de la Universidad del Pacífico, un enfoque multidimensional de la pobreza nos daría para el 2012 un número de pobres 3.6 millones mayor que la cifra oficial.
Peor aún -y esto es lo relevante para el caso de Madre de Dios o para casos como el de Yauli en Junín- no se preguntan por el origen de esos ingresos ni por las consecuencias sociales y/o ambientales de la manera cómo esos ingresos se generan.
Hay pues que tener mucho cuidado con estos indicadores. Madre de Dios no es un ejemplo de nada bueno, salvo que creamos que un capitalismo salvaje sin reglas ambientales ni sociales ni morales sea la opción para el Perú.

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