TÍTERES DEL PODER
Por Jorge Manco Zaconetti
En la
Revista Poder (edición n° 51, 18 de mayo), se publicó una extensa
crónica de los movimientos tras bambalinas de la frustrada compra de los
activos de Repsol en el Perú (refinería La Pampilla, cadena de grifos y
planta de balones de GLP) donde se le echaba la culpa de toda la
tragicomedia al ministro Jorge Merino, como quien asoma una razón para
que lo expectoren. El editorial escrito por su director David Rivera
(tiene un programa sobre temas económicos en IRTP Canal 7) va en la
línea con la complaciente entrevista que hizo Nicolás Lúcar al
Presidente Humala (domingo 28 de abril), haciendo que recordemos los
mejores tiempos del fujimorismo.
El problema
de la actividad empresarial del Estado en el Perú es que es fuente de
corrupción y de interesadas ineficiencias. Nadie está en contra de que
listen en bolsa y que tengan un gobierno corporativo ajeno a las
vicisitudes del poder de turno. Lamentablemente la presentación del
entonces presidente de Petroperú, Humberto Campodónico, ante la CONFIEP
simplemente asustó a la audiencia por su desconocimiento del sector
privado y los negocios.
En Chile y
Colombia se tienen empresas públicas que primero han pasado por
rediseño/reingeniería de procesos, y que se administran con herramientas
de gestión del sector privado y compiten en el mercado sin subsidios de
papá Estado. ¿Alguien se opondría a una asociación entre Petroperú y
Exxon-Mobil, Shell o Texaco? Lo que sí, estas empresas exigirían que
primero se haga la tarea pendiente.
Las
negociaciones con Repsol siempre se manejaron a puertas cerradas desde
Palacio de Gobierno. La pareja presidencial directamente se reunía con
asesores, funcionarios, banqueros, etc.; decidían y le daban órdenes a
Merino, manteniendo a cierta distancia a Castilla, al menos, hasta que
todo esté orquestado. Pero entre Merino y Castilla siempre hubo una
comunicación directa y una callada oposición al sueño palaciego. Es por
ello que no pudieron colocar en la Presidencia ni en la Gerencia General
de Petroperú a un peruano que es funcionario en una transnacional de
energía francesa; no pudieron sacar un contrato para un banquero de
inversión amigo, no pudieron sacar un jugoso contrato de servicio de
manejo de medios, etc. Nadie quiso firmar. Nadie quiere ir preso.
Castilla pudo seducir a la pareja presidencial de no cometer un
despropósito. La renuncia ya la tenía firmada pero pronto se hará
efectiva. Desgaste por ser el aguafiestas. ¿Y Merino? No le harán caso a
David Rivera.
Quien ha
actuado como un títere del poder es Héctor Reyes, flamante presidente de
Petroperú (amigo del congresista oficialista Gastañaduí). Presentó la
oferta indicativa de US$ 300 millones al banco de inversión de Repsol
sin acuerdo del directorio ni estudio técnico (el número lo puso el
banquero de inversión que no tiene contrato). El martes 30 de abril,
Héctor Reyes, presidente de Petroperú, organizó una teleconferencia para
todas las oficinas (Talara, Iquitos, Bagua, Conchán) para anunciar la
compra patriótica de La Pampilla. Al día siguiente, fue a festejar el
Día del Trabajo con el personal de Talara. El 02 de mayo retornó a Lima
para firmar un acuerdo de directorio que anunciaba al país que no se
compraba La Pampilla. ¿Dónde quedó la autonomía de Petroperú?
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