Más sobre La Haya y la pesca
Por Carlos Monge Salgado
La Corte Internacional de la Haya fallará en pocas semanas sobre nuestro reclamo de soberanía efectiva sobre unos 66,680 kilómetros cuadrados del Océano Pacífico sobre los que hoy Chile ejerce control económico y militar.
Si el Presidente Humala hubiese invitado también a Palacio de Gobierno a las izquierdas, a las autoridades políticas regionales y locales, y a las organizaciones sociales, hubiese ampliado las bases sociales y políticas de esa tan proclamada unidad en torno al justo reclamo nacional frente a los vecinos del Sur.
Pero si bien hay unidad en el reclamo frente a Chile, es obvio que no hay ninguna unidad respecto a para qué queremos recuperar ese trozo del mar peruano, lo que se ha hecho evidente en la semana que pasó cuando 51 congresistas de buena parte de los partidos que estaban en la foto unitaria –con excepción del Partido Nacionalista- interpelaban a la Ministra de la Producción, Gladys Triveño, por el Decreto Supremo 005-2012-Produce.
Como se sabe, la norma establece que solamente las embarcaciones de pesca artesanal o de menor escala podrán pescar anchoveta en las Zonas de Reserva para el Consumo Humano Directo del Recurso Anchoveta y Anchoveta Blanca, ubicadas entre las 0 y 5 millas (perca artesanal) y 5 a 10 millas (pesca menor escala).
Como también se sabe, esta norma enfrenta la férrea oposición de los grandes empresarios pesqueros, que monopolizan la pesca anchoveta para quemarla y exportarla como harina de pescado, y para quienes el consumo humano solo ha importado en la medida en que sea un mejor negocio que quemar y exportar la proteína más barata y abundante que tenemos en el Perú. Los 51 congresistas que firmaron la interpelación y cuestionan el DS 0015 de Produce son en los hechos el lobby político de los grandes empresarios pesqueros.
Lo que está en juego acá es el modelo pesquero extractivista exportador inaugurado en los años ‘50 y que se ha mantenido hasta la fecha, con la lógica de quemar la mayor cantidad posible de anchoveta para exportar harina de pescado. Su consecuencia, vivir siempre al límite del colapso de la anchoveta, dejar sin alimento al resto de los pescados del mar, y generar escasez y precios altos para los consumidores.
El naciente Frente Amplio de las izquierdas políticas, sociales y ciudadanas, debe hablar claro sobre estos temas: el objetivo debiera ser exportar menos harina pescado y disponer de más pescado para el consumo nacional, y todo a cargo de los pescadores artesanales y de menor escala. La seguridad alimentaria debe primar sobre el afán de lucro de las grandes empresas y el afán de renta del propio Estado.
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