Desigualdad en el ingreso ¿Solo tema ético?
Por Kurt Burneo
Un lugar común de muchas personas es asumir que la preocupación por tener una menos desigual distribución del ingreso responde a cuestiones de carácter ético; en verdad otra razón tan importante –pero menos conocida- es la referida a las implicancias macroeconómicas de dicha distribución. A continuación una mirada “light” (por razones de espacio) sobre este último asunto.
Un indicador para medir la desigualdad es el coeficiente de Gini, en el caso que nos interesa cual es medir el grado de desigualdad en el ingreso, un coeficiente de 0 implicaría perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 denotaría perfecta desigualdad (una persona concentra todos los ingresos y los demás ninguno); por lo cual si lo que se busca es que una sociedad sea menos desigual, la distribución del ingreso se debería procurar un menor coeficiente de Gini.
Algunos números (solo algunos para que no se me espante la lectoría). Según las cifras oficiales del Perú, contenidas en un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), mientras que la pobreza monetaria entre el 2007-2012 paso de 42.4 a 25.8%, esto es se redujo en 40.2%, el coeficiente de Gini al pasar de 0.5 a 0.45 tuvo una marginal reducción de 10%. ¿Por qué es más difícil avanzar hacia un Gini menor y que efectos macro tiene ello? Aclaro que soy consciente de las limitaciones de ambas mediciones: Pobreza monetaria y desigualdad, entre las más conocidas en el primer caso, se tiene que ante la inexistencia de precios de referencia para estimar algunos gastos como alquileres de vivienda en el medio rural, heroicamente estos se asumen discrecionalmente, y en el caso del Gini, la encuesta nacional de hogares (ENAHO) que provee información para calcularlo, no captura información del nivel socioeconómico más alto, porque a estas familias no les interesa mucho proveer información. Al final esto es lo que tenemos.
Los factores detrás de la distribución del ingreso, son los que afectan la distribución y disponibilidad entre otras cosas de capital humano (educación y salud por ejemplo) y capital físico; insumos fundamentales para la obtención de ingresos. Ahora bien, independientemente que estos insumos tengan que ver a su vez con los factores determinantes del crecimiento económico, está claro que una mejor distribución y/o una mejor tasa de retorno de estos 2 tipos de capital, no son resultados que se logran en el corto plazo, de allí que podría explicarse el lento progreso hacia un Gini más bajo. ¿Y cuáles son los canales de relación de la distribución del ingreso con variables macroeconómicas? Diría en primer lugar que esta afecta a la tasa de ahorro. Una más regresiva distribución podría originar una mayor tasa de ahorro (por la mayor propensión a ahorrar de la gente más pudiente) y así proveer potencialmente de más financiamiento a inversión futura; pero también mayor regresividad en la distribución del ingreso afecta adversa y no potencial sino efectivamente a la acumulación de capital humano. Cabe anotar que si la tasa de expansión de la riqueza (el famoso Producto Bruto Interno) depende de la acumulación de factores y de la evolución de la productividad (la que a su vez depende de la tecnología usada para combinar factores y de la eficiencia con que se usan la tecnología y los factores mismos); entonces es claro que la dinámica de la distribución del ingreso no es inocua respecto al crecimiento económico y por tanto al contexto macroeconómico que se configura a partir de ello.. En conclusión la preocupación por una menos regresiva distribución del ingreso no solo tiene sentido por el lado de las sostenibilidad del tejido social, sino del macroeconómico también.
Un lugar común de muchas personas es asumir que la preocupación por tener una menos desigual distribución del ingreso responde a cuestiones de carácter ético; en verdad otra razón tan importante –pero menos conocida- es la referida a las implicancias macroeconómicas de dicha distribución. A continuación una mirada “light” (por razones de espacio) sobre este último asunto.
Un indicador para medir la desigualdad es el coeficiente de Gini, en el caso que nos interesa cual es medir el grado de desigualdad en el ingreso, un coeficiente de 0 implicaría perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 denotaría perfecta desigualdad (una persona concentra todos los ingresos y los demás ninguno); por lo cual si lo que se busca es que una sociedad sea menos desigual, la distribución del ingreso se debería procurar un menor coeficiente de Gini.
Algunos números (solo algunos para que no se me espante la lectoría). Según las cifras oficiales del Perú, contenidas en un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), mientras que la pobreza monetaria entre el 2007-2012 paso de 42.4 a 25.8%, esto es se redujo en 40.2%, el coeficiente de Gini al pasar de 0.5 a 0.45 tuvo una marginal reducción de 10%. ¿Por qué es más difícil avanzar hacia un Gini menor y que efectos macro tiene ello? Aclaro que soy consciente de las limitaciones de ambas mediciones: Pobreza monetaria y desigualdad, entre las más conocidas en el primer caso, se tiene que ante la inexistencia de precios de referencia para estimar algunos gastos como alquileres de vivienda en el medio rural, heroicamente estos se asumen discrecionalmente, y en el caso del Gini, la encuesta nacional de hogares (ENAHO) que provee información para calcularlo, no captura información del nivel socioeconómico más alto, porque a estas familias no les interesa mucho proveer información. Al final esto es lo que tenemos.
Los factores detrás de la distribución del ingreso, son los que afectan la distribución y disponibilidad entre otras cosas de capital humano (educación y salud por ejemplo) y capital físico; insumos fundamentales para la obtención de ingresos. Ahora bien, independientemente que estos insumos tengan que ver a su vez con los factores determinantes del crecimiento económico, está claro que una mejor distribución y/o una mejor tasa de retorno de estos 2 tipos de capital, no son resultados que se logran en el corto plazo, de allí que podría explicarse el lento progreso hacia un Gini más bajo. ¿Y cuáles son los canales de relación de la distribución del ingreso con variables macroeconómicas? Diría en primer lugar que esta afecta a la tasa de ahorro. Una más regresiva distribución podría originar una mayor tasa de ahorro (por la mayor propensión a ahorrar de la gente más pudiente) y así proveer potencialmente de más financiamiento a inversión futura; pero también mayor regresividad en la distribución del ingreso afecta adversa y no potencial sino efectivamente a la acumulación de capital humano. Cabe anotar que si la tasa de expansión de la riqueza (el famoso Producto Bruto Interno) depende de la acumulación de factores y de la evolución de la productividad (la que a su vez depende de la tecnología usada para combinar factores y de la eficiencia con que se usan la tecnología y los factores mismos); entonces es claro que la dinámica de la distribución del ingreso no es inocua respecto al crecimiento económico y por tanto al contexto macroeconómico que se configura a partir de ello.. En conclusión la preocupación por una menos regresiva distribución del ingreso no solo tiene sentido por el lado de las sostenibilidad del tejido social, sino del macroeconómico también.
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