Del nacionalismo al neoliberalismo: el gran viraje de Humala

  Por Félix Jiménez
 
 
 
El 24 de mayo Ollanta Humala anunció un conjunto de medidas para  facilitar la ejecución de las inversiones privadas. Lo hizo «convencido» de que así estaba generando «confianza» en los grupos de poder económico. Pocos días antes, a propósito del asunto Repsol, estos le advirtieron que no se desvíe del rumbo neoliberal en el que ellos mismos lo situaron, ciertamente con su complacencia.
 
Los problemas de la inversión privada
 
En el plan La Gran Transformación se dice claramente que en nuestro país la inversión privada extranjera tiene un problema histórico de orientación. No se dirige a diversificar el aparato productivo, no innova ni desarrolla industria, sino que opta por la renta fácil, por el extractivismo que da poder económico y político.
 
La inversión privada nacional, por su parte, acompaña fundamentalmente el ciclo del extractivismo, al «boom de los metales» o de las materias primas. Esta inversión, a diferencia de la extranjera, tiene restricciones de mercado, de financiamiento, de capital humano, de tecnologías, etc. Pero las medidas anunciadas por Humala no apuntan a la eliminación de estas restricciones. Están más bien dirigidas a la inversión extranjera. Su equipo económico y él, no trabajan para la inversión privada nacional.
 
Por eso, Castilla y Velarde, que «dirigen» la política fiscal y monetaria en piloto automático, salieron  del país para, en un nuevo «road show», anunciar al capital transnacional que los procedimientos administrativos vinculados a temas ambientales, arqueológicos y a la consulta previa de la población involucrada, han sido agilizados. Hoy las autorizaciones y certificaciones para los proyectos de inversión en el ámbito nacional, serán más rápidas porque se han relajado las normas de cuidado ambiental y arqueológico, según los decretos supremos 054-2013-PCM y 060-2013-PCM. No hay criterios técnicos ni económicos, ni lineamientos de política (social, cultural, ambiental), para sujetar las certificaciones y autorizaciones al interés de la Nación y no de los grupos de poder. Ollanta Humala, aparece así, como el discípulo más aplicado de Alan García, pues fue este el que «puso al descubierto» a los «perros del hortelano» que ponían trabas a la inversión.
 
La única medida que parecía interesante es el proyecto denominado «Ley de promoción del mercado de valores». Sin embargo, hay un sólo artículo, el tercero, en el que se habla de una mayor flexibilización de las condiciones para que las empresas medianas y pequeñas puedan acceder al mercado. Es cierto que la ley debe ser reglamentada, pero en este proyecto ---si se quiere asegurar que realmente estas empresas entren como emisores al mercado de capitales--- debería establecerse los criterios para reducir el riesgo de mercado de sus emisiones, mediante garantías y/o asociaciones, y para honrar sus deudas mediante la creación de fideicomisos ad hoc.
 
La incorporación de las pequeñas y medianas empresas al mercado de capitales,  modificando su marco regulatorio, es una propuesta del plan La Gran Transformación. Pero Castilla lo ha mediatizado porque, tal como está la norma remitida al Congreso de la República, es un «saludo a la bandera» frente a su proyecto de integración de los mercados de capitales de los países de la Alianza del Pacífico Colombia, Chile y México.
 
La insistencia en el estilo de crecimiento
 
La incertidumbre acerca de la duración del estancamiento económico internacional, junto a la disminución de los términos del intercambio y a la caída de la demanda por nuestras exportaciones, es también la causa de la desaceleración de la inversión privada y del PBI. El primer trimestre de este año registraron las tasas de 7.4% y 4.8%, respectivamente, cerca de la mitad de las tasas que registraron en el primer trimestre del año pasado. 
 
El gobierno sigue apostando por un estilo de crecimiento  que ha hecho menos industrial y más vulnerable y dependiente de factores externos a nuestra economía; que está liderado por la producción de servicios de baja productividad; que genera una distribución del ingreso más desigual y que, por lo tanto, atiza el conflicto social.
 
Los sectores que más crecieron en el primer trimestre de este año fueron Otros servicios, Comercio y Construcción.  Los tres explican el 80.2% del crecimiento del PBI. Este porcentaje sube a 90.3% si a estos tres sectores le agregamos Derechos de importación y otros impuestos (¡?). Este es el mismo patrón de crecimiento que ha seguido la economía en la última década.  Por ejemplo, los cuatro sectores (incluyendo nada menos que Derechos de importación y otros impuestos) fueron responsables del 71.7% del PBI del año 2012.
 
A modo de Conclusión
 
Así como hay algunos economistas que opinan que se crece sólo con políticas macroeconómicas contra-cíclicas, hay otros como Castilla que creen que la sostenibilidad del crecimiento se asegura sólo con un buen ritmo de las inversiones y no con un cambio deliberado a favor de la industria, de la agro-industria y de la agricultura. Por eso, en las proyecciones que aparecen en el Marco Macroeconómico Multianual 2014-2016, recientemente aprobado y publicado, la manufactura no primaria y el sector agropecuario creen por debajo de la tasa de 6.3% proyectada para el PBI: 4.4% y 5.2%, respectivamente. El ministro no sabe que este estilo de crecimiento es altamente dependiente de importaciones.

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