Pesqueros inconscientemente angurrientos

 Por Pedro Francke


El Ministerio de la Producción – Produce ha tomado varias medidas para evitar la depredación de nuestro mar. Hace bien.
Los datos son sorprendentes. El precio del pescado ha aumentado 40 por ciento en los últimos 4 años, afectando la mesa popular y la nutrición de nuestros niños.

Lo que sucede es que la distribución del pescado se ha ampliado hacia más zonas de sierra y selva con la mejora de carreteras y la demanda ha aumentado con el crecimiento económico y el boom gastronómico, pero la pesca artesanal para el consumo humano se ve cada vez más afectada por las grandes empresas pesqueras que capturan anchoveta (y de paso otras especies) para convertirla en harina. Porque los más de 44 mil pescadores artesanales siguen ganando en muchos casos menos de 500 soles mensuales por su trabajo. El alza del precio del pescado no es a su favor.

Mientras tanto, las grandes empresas harineras pagan 12 dólares de derechos al Estado por tonelada de harina de pescado, y la venden al exterior por 2,000. Pero para hacer esa tonelada de harina se han necesitado 4,5 toneladas de pescado capturado, contaminando de paso mares y aires. En otras palabras, pocos beneficios para el estado y desperdicio para la sociedad.

La cuestión es que durante los años anteriores estas grandes empresas para hacer más negocio han estado capturando también el pescado cerca de la costa, agotando el recurso. Es absurdo, totalmente. Un país con una enorme riqueza marina y al mismo tiempo con un serio problema nutricional, pero lo que se ha venido prefiriendo es que las grandes empresas conviertan ese pescado en harina y dejando de lado la alimentación popular.

Últimamente, estas empresas también han estado capturando juveniles; de tal manera que la competencia voraz entre ellos por ganancias de corto plazo atenta contra la sostenibilidad de la biomasa y su propio futuro.

Retomando los intentos que se hiciera con Kurt Burneo, y que Urquizo paralizara por carecer totalmente de idea y defender intereses particulares, la nueva ministra Triveño está empezando a ponerle límites a la angurria de las grandes empresas harineras. El propio Ollanta Humala dijo hace poco que las empresas están depredando nuestro recurso. El gobierno hace bien en defender nuestra pesca y en empezar a defender a los pescadores artesanales y la alimentación popular. Deben ser mucho más firmes en esa dirección.

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