Otra vez sobre el actual estilo de crecimiento económico

 Por Félix Jiménez


Diversos análisis de la actual crisis internacional coinciden en que nos espera un largo estancamiento de las principales economías del mundo, debido al sesgo de sus gobiernos hacia las medidas de austeridad fiscal. Más precisamente, se dice que la llamada consolidación fiscal impuesta a la periferia europea y el posible abismo fiscal (recorte de gasto y subida de impuestos) que le espera a los EE.UU. al inicio del próximo año, junto a los conflictos sociales que ello genera, constituyen los principales frenos para salir más rápido de la actual recesión mundial.  De acuerdo con este pronóstico, China y otros países están orientando su estrategia de crecimiento hacia los mercados internos. En un escenario de estancamiento de la economía mundial, las estrategias exportadoras impulsadas en las últimas décadas, y en las que se embarcaron muchos países como el nuestro apostando por la especialización y descuidando su desarrollo industrial, ya no pueden asegurar la sostenibilidad del crecimiento.   


La estructura productiva que heredamos del neoliberalismo

Tres décadas de neoliberalismo han consolidado una estructura productiva de servicios de baja productividad y primario exportadora. El crecimiento ha sido y aun es impulsado por los altos precios de los minerales y es liderado por los sectores de producción de no transables: comercio, servicios y construcción. Estos tres sectores crecieron por encima del promedio durante el período 2001-2011, mientras la agricultura y la manufactura sufrieron un rezago relativo. Los datos de enero a setiembre de este año también confirman este estilo de crecimiento. Durante los primeros nueve meses de este año respecto a similar período de 2011, el crecimiento del PBI fue de 6.28%. Los sectores que crecieron por encima de este promedio fueron: Construcción (16.24%), Comercio (6.82%), Transporte y Comunicaciones (7.33%), Financiero y Seguros (10.51%), Servicios Prestados a Empresas (7.5%), Restaurantes y Hoteles (9.1%), y Resto de Otros Servicios (6.75%). Todos estos son sectores de producción de no transables, es decir, de producción que no se comercia en los mercados internacionales.  La tasa de crecimiento de la manufactura fue de solo 0.99% y de la agricultura de 4.6%.

Los tres sectores (Comercio, Servicios y Construcción) explican el 70.5% del PBI y emplean al 58.6% de los trabajadores. Si le adicionamos la Agricultura, que en lo fundamental es todavía tradicional, los cuatro sectores explican el 79% del PBI y emplean al 88.1% de los trabajadores.  Además, en estos cuatro sectores se encuentra la mayoría de empresas de «1 a 10 trabajadores» donde los empleos son de baja calificación y de bajos ingresos.

En resumen, el crecimiento está basado fundamentalmente en exportaciones primarias y en la producción de no transables de baja productividad. Pero hay un cambio relativo en el impulso de este estilo de crecimiento desde la demanda externa hacia la demanda interna. La mayor importancia relativa de la demanda interna se debe a la desaceleración de las exportaciones ocasionada por la crisis económica en Estados Unidos y Europa.
Este estilo de crecimiento es altamente dependiente de importaciones

En los años 1974-1975, cuando se hablaba del apogeo de una industria adicta a dólares e importaciones, los bienes de consumo duradero, insumos y bienes de capital importados  representaban sólo el 55.1% de la producción manufacturera. Durante los años del neoliberalismo este porcentaje aumentó de manera espectacular. En el año 1997 llegaron a representar el 79.8% y hoy estas importaciones representan el 123.8% de la producción manufacturera. Con el neoliberalismo hemos pasado a importar bienes manufacturados en magnitudes superiores al total de lo que internamente producimos.

Las importaciones de bienes de consumo no duradero también han aumentado como porcentaje de la producción agropecuaria y pesquera. De 7% en 1974-1975, se pasó a 23.6% en 1997 y a cerca de 30% en la actualidad.  

El total de las importaciones ya superan a la suma de la producción agropecuaria, pesquera y manufacturera. Esta notable penetración de las importaciones en el mercado interno, ocurre junto al predominio de las exportaciones de productos tradicionales: 77.5% del total.

El crecimiento de las importaciones se aceleró desde inicios del segundo gobierno de García. Como ya hemos señalado en otros artículos, se julio de 2006 a setiembre de 2012, el tipo de cambio real bilateral se redujo en 16.3% y el multilateral en 34.1%.  El tipo de cambio real bilateral actual tiene un valor parecido al de enero de 1998, y tipo de cambio real multilateral actual es 11.1% menor que el registrado en enero de 1998. Esta apreciación debe estar exacerbando la desaceleración de las exportaciones no tradicionales provocada por el actual estancamiento de la economía mundial.

A modo de conclusión

El estancamiento de la economía mundial está forzando a sostener el crecimiento económico mediante aumentos de la demanda interna. Si las exportaciones continúan desacelerándose, este cambio relativo en el impulso al crecimiento puede encontrar su límite, más temprano que tarde, en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos. La coyuntura internacional exige, por lo tanto, cambiar el estilo de crecimiento: pasar del mito de las ventajas de la especialización productiva a la estrategia de diversificación productiva, es decir, hacía políticas que propicien el desarrollo de la agricultura y de la industria manufacturera.

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