Reforma del transporte en Lima: una necesidad de salud pública

 Por Pedro Francke.


Anualmente se producen 90 mil accidentes de tránsito en el Perú, dejando 50 mil heridos y más de 3 mil muertos. Nuestro país tiene la segunda tasa más alta de mortalidad por accidentes de tránsito de SudAmérica. Dos terceras partes de esos accidentes se producen en Lima.
 La contaminación del aire en Lima, según un estimado del Banco mundial del 2005, provoca enfermedades respiratorias y cardiovasculares que producen cada año 2,765 muertes y pérdidas económicas de 1,200 millones de soles. Esto se produce sobre todo por “los riesgos asociados con la exposición a material particulado, especialmente aquellos de menos de 2.5 micras (PM2.5), los cuales tienen una relación bien documentada con los efectos negativos sobre la salud”.

“Las concentraciones de contaminantes en algunas partes de Lima son más altos que en otras ciudades latinoamericanas con severa contaminación del aire como Ciudad de México y Santiago, y son considerablemente más altos que ciudades fuera de la región como Los Ángeles, Tokio y Roma”, añade el Banco mundial.

Si no se produce la reforma y reordenamiento del transporte en Lima, esta situación solo se va a agravar. Con la población y la economía creciendo, seguirán aumentando los carros, los taxis y las combis, y con ellos los accidentes y la contaminación, la enfermedad, la discapacidad y la muerte. También, claro, aumentarán los atoros de tránsito, la pérdida de tiempo y el stress de manejar y caminar en esta ciudad que, como dice la canción salsera, es una selva de cemento.

Esta es la herencia del “libre mercado” en el transporte urbano que nos dejaron Fujimori, Boloña y sus reformas neoliberales. Permitir empresas de transporte que no poseen vehículos porque en el libre mercado todo se vale, ha generado un sistema combi donde las empresas son solo intermediarias de arreglos oscuros. Nos trajo el gana-gana y la sobre-explotación de choferes, cobradores y voceadores, que causan choques y atropellos por doquier.

El desastroso transporte público de Lima y el caos en el tránsito es de las peores herencias del Fujimorismo y la corrupción. Susana Villarán y su equipo dirigido por Gustavo Guerra-García, están empeñados en enfrentar este nudo gordiano, tienen un plan y lo están ejecutando. Deben vencer la oposición de algunos empresarios mafiosos y mañosos, y las malas costumbres que todos tenemos tras décadas de cultura combi. La Policía Nacional tiene que ser una ayuda clave en este esfuerzo. También el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de salud debieran estar apoyando firmemente la iniciativa municipal, ya que se trata de uno de los principales problemas de contaminación y salud ambiental en el Perú. Somos sobre todo los limeños los que debemos respaldar esta buena iniciativa, si no queremos seguir enfermando y muriendo al circular diariamen te por las calles de nuestra ciudad.

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