Los lobos del negocio pesquero

 Por Edgardo Cruzado Silverii


¿Sabía usted que se pagan solo 8 soles por cada 10,000 kilos de pescado destinado a la exportación?
 
Además de que el sector pesquero aporta poco a la economía nacional, podría tener efectos nocivos en otros planos. El mes pasado la costa norte hacía noticia por la triste imagen de los delfines muertos en las playas. ¿La causa? Las hipótesis van desde la presencia de un virus hasta el efecto de las técnicas de exploración de Hidrocarburos en el zócalo continental. La foto de los delfines muertos no terminaba de dar la vuelta al mundo cuando aparecieron pelicanos muertos en toda la costa. Aún no sabemos con seguridad lo que viene sucediendo en el mar.

A las anteriores noticias se sumó la pérdida de vidas humanas. Dos personas murieron en medio de la protesta asociada a la cuota máxima de pesca de merluza para el 2012; lo que hemos escuchado en Lima es que funcionarios del sector pesquería decidieron, de manera unilateral, poner una cuota de pesca muy baja y luego, de manera irresponsable, se negaron a incrementarla por puro formalismo. De ahí la indignación.

La verdad es más compleja, refleja el abandono del sector y el peso que tienen los “lobos” en el negocio pesquero.

La definición de las cuotas máximas de pesca, como lo indica la norma publicada luego del conflicto, debe acompañarse de una asignación para cada embarcación con derecho vigente para pescar merluza (cuota individual). Una cuota muy alta, como la de 40 mil toneladas que exigen algunos empresarios, anula la eficacia de las cuotas individuales y nos regresa al sistema “pesca lo que puedas, mientras puedas”.

Lo sucedido con la merluza, que ha costado, además, perder una excelente profesional en la conducción del sector, no debe ser parte de una “crónica de muerte anunciada”, para el sistema de cuotas individuales y el incipiente ordenamiento que hemos alcanzado en el sector. La experiencia internacional demuestra que el Sistema de Cuotas de Captura Individual es eficaz tanto en incrementar la eficiencia del sector, los armadores saben que tienen una cuota y no salen en carrera loca por la captura de las especie, como para gestionar la sostenibilidad de la biomasa marina.

Además, una aplicación adecuada del sistema de cuotas permitirá al sector pesquero pagar sus deudas con el sistema fiscal. Es una vergüenza lo que pagan los armadores, los dueños de las lanchas, al resto de peruanos por las toneladas de recursos que extraen. Después de todo, las anchovetas y merluzas son de todos los peruanos, no solo de unos cuantos lobos. El Congreso de la República, en la Comisión de Economía, está llamado a iniciar un debate sobre la contribución del sector pesquero a la economía nacional.

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