Los ciclos largos de las materias primas

 
 
 
Por Eduardo Gudynas.
 
Dos recientes noticias, que algunos dirán que no están relacionadas, en realidad reflejan un mismo problema. Días atrás se festejó que Bloomberg ubicara a Perú en el tercer lugar de las economías emergentes más prometedoras.

Recibió mucha menos atención que unos días antes, dos economistas, Bilge Erten de Naciones Unidas, y José Antonio Ocampo, quién dirigió la CEPAL, publicaron un estudio impactante sobre los ciclos de precios de las materias primas desde fines del siglo XIX. Es clave comprender esas tendencias, ya que Perú sería una economía emergente prometedora según Bloomberg, en buena medida por los altos precios de las materias primas.

Erten y Ocampo abordan las alzas y caídas en los precios de las materias primas, como minerales, Hidrocarburos o agroalimentos. Se observan ciclos largos, con períodos de altos precios, un pico, y luego descensos. Se encontraron cuatro largos ciclos, con picos en los precios en 1917, 1951, 1973; actualmente está en marcha el cuarto ciclo, y los precios máximos pueden cambiar.

Durante los períodos de altos precios en las materias primas ocurrieron los empujes desarrollistas sudamericanos, y el reciente buen desempeño en varios países sudamericanos está directamente vinculado a ese fenómeno.

Una primera advertencia en el estudio de Erten y Ocampo es que para los productos que no son Hidrocarburos, como minerales o agroalimentos, los precios promedios de cada ciclo son menores a los de la fase anterior. Aunque en el actual ciclo algunos metales parecen escapar en este momento a esa tendencia, de todos modos esos hallazgos nos regresan a las advertencias de Raúl Prebisch sobre la caída en los términos de intercambio.

En efecto, en los últimos cien años se acumuló una caída del 47% en los precios de las materias primas que no son Hidrocarburos, de donde el aumento reciente del 8% en el valor de los minerales no compensa ese desplome. Las peores caídas fueron en agroalimentos tropicales.

En cambio, el precio de los Hidrocarburos muestra una tendencia constante de aumento. Esto implicará severos costos energéticos a la producción futura.

La segunda advertencia en ese estudio está dirigida a los países que son muy dependientes en exportar minerales: deben aprovechar estos momentos de buenos precios, ya que persiste la tendencia descendente. Esta bonanza terminará. Entonces, la urgencia no está en más minería, sino en diversificar la producción, promoviendo especialmente la industrialización. Otra vez Prebisch tenía razón.

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