EL FRACASO DEL LIBERALISMO
Por David Roca Basadre.
Mandar detener a personas que con todo derecho
opinan diferente – como ocurre en Cajamarca y otras regiones del país –
por el solo hecho de manifestarlo, es propio de dictaduras. Si agregamos
que además las manifestaciones se hacen pacíficamente no permite dudar
que, guste o no guste a los neoliberales o liberales – como quieran
llamarse –, para funcionar su modelo económico requiere de la mano dura
del más fuerte, de la ruptura de todo espacio democrático.
La
mayor prueba del fracaso del modelo neoliberal no solo está clarísimo
en las elevadas cifras de desnutrición infantil que han denunciado las
Naciones Unidas para el Perú, en la expandida e inalterable pobreza de
las mayorías, en la depredación avasallante de los recursos de vida para
poder mantener su ritmo de crecimiento, en las restricciones a la
libertad de prensa y expresión en manos del poder del dinero, sino que
también en la privación de las libertades políticas a los que expresan
una opción diferente. El liberalismo es el mito mayor, moderno, de una
civilización decadente.
Las
declaraciones del congresista Rimarachín que le valieron ser expulsado
del Partido Nacionalista, no parecen estar descaminadas. El ninguneo
total, la desaparición absoluta en los medios del importante evento de
la Marcha del Agua luego del aparatoso operativo de la captura del
terrorista Artemio, ahora se emparenta con la falsedad difundida de una
presunta persecución a los medios de prensa en Celendín, previa a esta
persecución a dirigentes sociales campesinos y sindicales, políticos, y
hasta técnicos. La coordinación estrecha entre la prensa de extrema
derecha y el gobierno se acerca a lo evidente.
Lo
que el presidente Humala no sabe – o al parecer en su seno familiar no
le enseñaron: ya vimos los enjuagues del hermanísimo Antauro con la
empresa minera Las Palmeras, en Cajamarca, precisamente – es que rifar
la tierra como está haciendo a favor de empresas proveedoras de materias
primas para los países expoliadores(autodenominados desarrollados, y a
los que se suman nuevos como China, en la misma lógica) es repetir lo
mismo que desde hace quinientos años nos vienen haciendo.
Al
azar, citaré a la respetable María Rostworowski (esperando no la metan
presa por esto): en nuestras tierras, durante la colonia, se dieron “cambios
ambientales surgidos a causa de un deterioro ecológico, a consecuencia
de modos de vida foráneos, (…) Se creo una transformación en la relación
entre el hombre y ciertos recursos naturales. Algunos fueron explotados
hasta su aniquilamiento, mientras otros dejaron de tener un valor
económico y por ese motivo desaparecieron para ceder el lugar a una
explotación más lucrativa.”
Es
imposible concebir cualquier idea de ‘nacionalismo’ con el
mantenimiento de esa misma lógica depredadora de nuestra tierra. Pero,
ahora nos dice con sus gestos el presidente Humala que su ‘nacionalismo’
es equivalente a la prédica neoliberal neocolonial, desentendida de la
voluntad e intereses de la mayoría de la población, atenta tan solo a
los requerimientos de la demanda externa, a cualquier precio, incluso si
se sacrifican las fuentes de vida. Y que tanta molestia la resarcirá
con unos cuantos programitas de reparto de limosnas para lograr
inclusión.
La
raya parece trazada: eso es el nacionalismo humalista, sus aliados son
los mismos aliados de Alan García, Toledo y Fujimori, pero tiene que
ajustar más la tuerca para que la propuesta económica funcione y
entonces, hay que derrumbar más aún el espacio de libertades públicas,
negando la posibilidad de manifestarse, de organizarse siquiera a una
opción política (no necesariamente partidaria, pero claramente no
extractivista) de gran arraigo que convoca a – por lo menos – 30% del
país y, probablemente, a más de la mitad. Nacionalismo y neo-liberalismo
con banderas de libertades declarativas es lo mismo, ya no puede
dudarse.
P.D.: En este escenario, ¿qué hace la izquierda tradicional, que integra Gana Perú? ¿Sigue dudando, ya vendió para siempre el alma? ¿Se volvió ‘razonable y moderna’, se tornó marrón definitivamente?
P.D.: En este escenario, ¿qué hace la izquierda tradicional, que integra Gana Perú? ¿Sigue dudando, ya vendió para siempre el alma? ¿Se volvió ‘razonable y moderna’, se tornó marrón definitivamente?
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