Agricultura sostenible y seguridad alimentaria
Por Fernando Eguren
Uno de los temas ausentes en el gobierno que se va es el de la seguridad alimentaria. Para Alan García, la preocupación por la seguridad alimentaria es obsoleta: basta exportar gas e importar alimentos, según declaró al diario Expreso hace ya varios meses.
En esto está sólo, pues hay una creciente preocupación de los gobiernos del mundo tanto por el alza tendencial del precio de los alimentos como por las dificultades para alimentar a una población que crece, que eleva sus ingresos y que cambia sus hábitos alimenticios. Mientras esto ocurre, cada vez hay menos tierras nuevas de cultivo, el incremento en los rendimientos físicos ha decrecido y los impactos del cambio climático sobre la producción de alimentos es un gran factor de incertidumbre.
Un reciente informe realizado por la Oficina Gubernamental para la Ciencia de Gran Bretaña, basado en centenares de estudios científicos, llega a la conclusión de que muchos sistemas de producción de alimentos no son sostenibles en el tiempo. Si no cambian, el sistema global alimentario continuará degradando el medio ambiente y comprometerá la capacidad del planeta de producir alimentos en el futuro, así como contribuirá al cambio climático y a la destrucción de la biodiversidad. Hay problemas generalizados con los suelos derivados de la erosión, pérdida de fertilidad, salinización y otras formas de degradación; en muchos lugares las tasas de extracción de agua para irrigación excede las tasas de recuperación; la sobrepesca es una preocupación generalizada; y hay una dependencia pesada en la energía derivada de combustible fósil para producir fertilizantes nitrogenados y pesticidas. Además, los sistemas de producción de alimentos emiten frecuentemente cantidades significativas de gases de invernadero y liberan otros contaminantes que se acumulan en el ambiente.
Estos problemas mencionados por el informe se aplican todos al Perú, particularmente a las zonas de la agricultura más moderna, incluyendo la de exportación. Lo que está en cuestión es su sostenibilidad. Es indispensable cambiar el paradigma modernizador vigente, hacia una agricultura menos agresiva con los recursos naturales y el medio ambiente, con un mayor uso de fuentes de energía renovable.
Hay importantes y exitosos esfuerzos, como los de los pequeños productores de café y plátano orgánico para la exportación. La gran agricultura moderna debe seguir su ejemplo.
Uno de los temas ausentes en el gobierno que se va es el de la seguridad alimentaria. Para Alan García, la preocupación por la seguridad alimentaria es obsoleta: basta exportar gas e importar alimentos, según declaró al diario Expreso hace ya varios meses.
En esto está sólo, pues hay una creciente preocupación de los gobiernos del mundo tanto por el alza tendencial del precio de los alimentos como por las dificultades para alimentar a una población que crece, que eleva sus ingresos y que cambia sus hábitos alimenticios. Mientras esto ocurre, cada vez hay menos tierras nuevas de cultivo, el incremento en los rendimientos físicos ha decrecido y los impactos del cambio climático sobre la producción de alimentos es un gran factor de incertidumbre.
Un reciente informe realizado por la Oficina Gubernamental para la Ciencia de Gran Bretaña, basado en centenares de estudios científicos, llega a la conclusión de que muchos sistemas de producción de alimentos no son sostenibles en el tiempo. Si no cambian, el sistema global alimentario continuará degradando el medio ambiente y comprometerá la capacidad del planeta de producir alimentos en el futuro, así como contribuirá al cambio climático y a la destrucción de la biodiversidad. Hay problemas generalizados con los suelos derivados de la erosión, pérdida de fertilidad, salinización y otras formas de degradación; en muchos lugares las tasas de extracción de agua para irrigación excede las tasas de recuperación; la sobrepesca es una preocupación generalizada; y hay una dependencia pesada en la energía derivada de combustible fósil para producir fertilizantes nitrogenados y pesticidas. Además, los sistemas de producción de alimentos emiten frecuentemente cantidades significativas de gases de invernadero y liberan otros contaminantes que se acumulan en el ambiente.
Estos problemas mencionados por el informe se aplican todos al Perú, particularmente a las zonas de la agricultura más moderna, incluyendo la de exportación. Lo que está en cuestión es su sostenibilidad. Es indispensable cambiar el paradigma modernizador vigente, hacia una agricultura menos agresiva con los recursos naturales y el medio ambiente, con un mayor uso de fuentes de energía renovable.
Hay importantes y exitosos esfuerzos, como los de los pequeños productores de café y plátano orgánico para la exportación. La gran agricultura moderna debe seguir su ejemplo.
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