A buscar un nuevo consenso económico

Por Germán Alarco Tosoni









Nos congratulamos por la victoria de Gana Perú en las elecciones generales del 10 de abril. Se ha logrado la primera mayoría relativa. Ya se inicia el proceso para la segunda vuelta. Sin embargo, lograr el 50% más un voto válido no será una tarea fácil, ya que es necesario incorporar nuevos aliados, entre los que antes fueron adversarios. Para lograrlo se requiere de mucho trabajo político. En nuestra perspectiva, se trata de revisar si las propuestas económicas de campaña son o no suficientes para el nuevo reto de convencer a otro segmento importante de la población. No se trata de cambiar el plan económico, ni desnaturalizarlo, sino ajustarlo a las nuevas circunstancias. Tiene que mantener su sello distintivo. Sin embargo, hay que hacer frente al cargamontón, la guerra sucia y procurar que la propuesta no sea simplemente el mal menor.

¿Elementos problemáticos?

La campaña y el programa para la primera vuelta aprovecharon las debilidades del actual modelo económico. Parece que esta es una realidad plasmable para un gran grupo de peruanos. Los opositores se limitaron a señalar que el modelo es excluyente, pero no analizaron las causas de este fenómeno. Gana Perú tiene los elementos para profundizar en el diagnóstico anotando los problemas de origen estructural, coyuntural tanto nacionales como internacionales. La heterogeneidad estructural, desarticulación productiva, reducida generación de empleos de calidad con ingresos reducidos, concentración económica y enfermedad holandesa son algunos de los conceptos que nuestros rivales ignoran o soslayan.

Más que asumir la necesidad de cambiar el modelo económico, se debe plantear la necesidad de ajustarlo. En la práctica se propone una variante de modelo de economía de mercado inclusiva y sostenible, a la cual habría que agregar las categorías de dinámica y emprendedora. Asimismo, la estrategia de crecimiento con base a la inversión en el sector primario exportador, de servicios y la construcción es como caminar con una sola pierna. Lo mejor es hacerlo con dos. Habría que evaluar si la noción de economía nacional de mercado ayudaría o no en esta nueva etapa de la contienda. Sin embargo, ser nacionalista no tiene nada de malo. Los norteamericanos, franceses, ingleses, japoneses y de la mayoría de los países lo son. ¿Insistir en la gastronomía peruana, el pisco sour o la marca país acaso no es nacionalismo?

Los ajustes en los contenidos y lenguaje pueden ser útiles para aclarar la orientación del programa y de paso captar nuevas adhesiones. Gana Perú debe ser contundente en señalar que nunca planteó estatizaciones, controles de precios y un tipo de cambio fijo. Se trata en cambio de tener una mejor capacidad de regulación. Por ejemplo, en el programa se propuso un régimen cambiario de flotación administrada en el contexto de libre movilidad de capitales, que se diferenciaría muy poco de lo que ahora se hace.

Estrategia de cuerdas separadas

No debe haber cambio alguno en las plataformas básicas relativas a que el gas natural sea primero para los peruanos, igualar a los nacionales con el ventajoso trato a los capitales extranjeros y ajustar el marco regulatorio a la minería e hidrocarburos. Sin embargo, se debe procurar que la negociación paso a paso en estos temas no afecte el dinamismo económico. Uno es el trato con las grandes empresas extranjeras y algunas nacionales, y otro el relativo a los otros grandes, medianos, pequeños y micro empresarios locales. Al igual que en la relación con Chile, no estaría mal implementar una estrategia de cuerdas separadas.

En esta nueva etapa electoral hay que darle un mejor lugar al Perú pujante, emprendedor y competitivo. Es un componente que no se aprovechó en la primera etapa del proceso electoral. Al respecto, se trataría de ampliar significativamente las propuestas con relación a la MYPES. No hay que olvidar que ese capitalismo emprendedor, pero desordenado, fue el que en gran medida permitió la recuperación del país en la década de los noventas.

Forman parte de este conjunto de políticas otras a las que nadie, o muy pocos, podrían oponerse. Siguiendo a M. Porter y D. Rodrik habría que trabajar intensamente en mejorar las articulaciones productivas a través del desarrollo de clusters y la política industrial. Potenciar actividades a favor de la libre competencia y de evaluación ex ante de las concentraciones económicas. Más programas de fomento a la creación de empleo productivo. Potenciar a la ciencia y tecnología para mejorar la calidad de vida de la población y apoyar la transformación del aparato productivo. Reducir fallas de mercado en las cadenas logísticas del comercio exterior, entre otras. Hay que difundir intensamente los elementos a favor de la estabilidad macroeconómica del programa de Gana Perú, donde destaca la propuesta de política monetaria basada en la independencia y autonomía del BCRP. En la política fiscal contracíclica y responsable que evitaría cualquier aproximación a la lamentable hiperinflación o alta inflación del primer gobierno de Alan García.

Capacidad de implementación

Hay que demostrar rápidamente que hay equipos de gobierno. Se debe aprovechar intensamente a los economistas capaces y honestos de las otras tiendas políticas. Se deben redactar planes máximos y mínimos para los primeros 100 días y el primer año de gobierno. Nada de documentos extensos, estos deben ser puntuales y directos. Es imprescindible demostrar seriedad, capacidad, responsabilidad y coherencia con los objetivos establecidos. Hay que evaluar siempre las posibilidades de financiamiento de las propuestas. También se vale revisar algunos planteamientos de campaña. Por ejemplo, Pensión 65 puede ser insuficiente para el Trapecio Andino y algunas zonas de la amazonía, pero excesivo para Lima. Hay que presionar fuertemente al gobierno actual para que no traslade algunas de sus bombas de tiempo al futuro gobierno, tales como los atrasos en los ajustes en los precios de las gasolinas, que no debilite más los ingresos públicos y que comprometa inadecuadamente al sector público en proyectos de asociaciones públicas-privadas objetables.

Un nuevo gobierno encabezado por Gana Perú debe lograr un perfecto balance entre ir ganando legitimidad y realizar los ajustes estratégicos con perspectiva para el mediano y largo plazo. Los programas para el desarrollo humano integral, la cruzada rural y contra la desigualdad extrema deben iniciar inmediatamente. Dentro de lo urgente habría que iniciar la negociación de los nuevos niveles de regalías (y/o impuestos) para la minería y los hidrocarburos. En segundo lugar, establecer una clara planeación estratégica y políticas con relación a los energéticos, especialmente respecto del gas natural. En tercer lugar, definir el marco jurídico para lograr que todas las decisiones de corto plazo pasen por el tamiz de una evaluación de largo horizonte. Se trataría que el Ceplan participe en los Consejos de Ministros con voz y voto. En cuarto lugar, institucionalizar tanto en el BCRP como en el MEF la política monetaria y fiscal anticíclica. También en la agenda inmediata deberían incorporarse todos los temas de consenso que se mencionaron en la sección anterior.

Tradicionalmente los cambios en el Directorio del BCRP Perú tardan entre uno y hasta tres meses. No hay apuro en este tema, simplemente hay que tener la convicción de que los nuevos directores respondan a los criterios nacionales y no al viejo Consenso de Washington. Ya se ha demostrado en otros gobiernos que hay capacidad local. Por el contrario, hay que tomar control rápido de Indecopi, de todos los reguladores sectoriales como Ositran, Osinergmin, Osiptel, Sunass; del Ceplan, Cofide, Sunat, Proinversión, PerúPetro y PetroPerú, que son elementos importantes para la nueva estrategia económica. Avanzar rápidamente en autonomizar al Inei para liberarlo de las presiones del Poder Ejecutivo y asignarle como primera tarea la revisión de las metodologías y resultados estadísticos recientes.

Tres palabras claves de J. Iguíñiz deben permear los contenidos y procesos de las políticas públicas: consulta, concertación social y presupuesto participativo. No estaría mal traer asesores internacionales como De Soto, Krugman, Ocampo, Porter, Rodrik, Sachs, Sen, Stiglitz, entre otros para apuntalar el plan de acción en áreas específicas y procurar un mayor respaldo. Hay que hilar muy fino y tender puentes. Se trata también de armar un complejo rompecabezas. No hay que tener miedo en integrar nuevas propuestas en beneficio del país. Tenemos otra nueva oportunidad por delante, no la desaprovechemos

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