¿Impuestos y regalías mineras?
Por German Alarco
Tanto Gana Perú como Fuerza Social incorporan, en sus planes de gobierno, la elevación de los tributos a las empresas mineras y los Hidrocarburos. No aparece en los documentos de los otros partidos políticos, pero el líder de Perú Posible acaba de señalar la necesidad de negociar el impuesto a las sobreganancias para financiar un sistema de salud preventivo. Asimismo, los jefes de los planes de gobierno de Solidaridad Nacional y Alianza por el Gran cambio han comentado que se debe revisar el régimen de regalías. No sabemos si se trata de un tema real o una estrategia política.
El tratamiento tributario a la minería y los Hidrocarburos es diferente al del resto de los sectores productivos. Ocurre siempre en las actividades que generan rentas económicas por la extracción de materias primas. Por ejemplo, el sector petrolero en países como Noruega o México pagan más, tanto porque el dueño de los recursos en el subsuelo es la Nación, como por la alta ventaja técnica y económica al extraerlos. Otro argumento es que la extracción de materias primas reduce los activos del país. Se debe pagar en razón a que los recursos se van agotando y las posibilidades de extracción futuras serían menores. Asimismo, se pueden utilizar otras motivaciones debido a que las condiciones para promover la inversión son ahora diferentes a las de hace quince años, a las crecientes necesidades fiscales de un país subdesarrollado y a participar de las ganancias extraordinarias resultado de los mayores precios internacionales.
Subir la tasa marginal del impuesto a la renta para todas las empresas al 40 o 45% es lo más práctico. No habría diferenciación sectorial. Simplemente el que gane por encima de determinado monto pagaría más. Su desventaja es que no genera señales de mercado con relación al uso de los recursos ni a lo que ocurra con los precios internacionales. La elevación de las regalías tendría mayor sustento técnico, pero sería menos simple. Las opciones para actuar a través de las regalías pueden ser diversas.
Se puede partir de una tasa básica sobre el valor del producto entre 12.5% y 18.5%. Estas tasas son las que aplica EE.UU. a productos mineros en terrenos federales. De ahí se pueden establecer dos tasas crecientes asociadas tanto a la elevación de los precios internacionales como a los volúmenes extraídos para modular los ritmos de extracción y ampliar la vida útil de los yacimientos. Otra opción consistiría en garantizar una tasa de retorno al inversionista privado y de ahí que las regalías sean al menos equivalentes al 50% de las utilidades netas después de impuestos.
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