Entre la concentración y el crecimiento: los desafíos de la década pasada

 Por Julio Gamero


La década que pasó ha roto el largo ciclo recesivo por el que transitaron varios países de la región, uno de ellos el Perú. Como secuela de la mejora de los términos de intercambio, que acabarían reforzando nuestro perfil primario exportador y en razón del aumento de las inversiones en unos casos y del consumo, en otros, manteniendo la inflación bajo control, el fuerte crecimiento económico de SudAmérica incorporaría a todos los países en la clasificación de renta media.

Se pueden adelantar algunas hipótesis a partir del comportamiento de las remuneraciones, la inflación y el PBI (ver Tabla adjunta). Una primera constatación es el aumento de los salarios mínimos en un ritmo mayor al de las remuneraciones medias pero –salvo Argentina y Uruguay- inferiores a las mejoras del PBI per cápita. Todo ello en un contexto de inflación inferior a un dígito, con la excepción de Argentina y Venezuela.

Una segunda observación es que, solo en Venezuela, el aceleramiento de la inflación fue coincidente con una desmejora en las remuneraciones medias pero en el resto de casos, las ganancias en la capacidad de compra de los salarios mínimos y las remuneraciones medias no implicaron una aceleración inflacionaria. Argentina, Uruguay y Brasil (AUB) aparecen con los mejores resultados al respecto. En ellos, la mejora en los salarios mínimos fue superior al aumento promedio del PBI.

El comportamiento descrito estaría presentando evidencia que en la mayoría de los países, el crecimiento no fue acompañado de un mejoramiento en la distribución de los ingresos. Por el contrario, ella habría empeorado con excepción de AUB. De otro lado, las mejoras en los salarios reales no tienen, necesariamente, un impacto en la inflación. En ese sentido, el trade off entre mejoras salariales con inflación, en un contexto de ganancias de productividad del trabajo, no tiene por qué presentarse.

Finalmente, la brecha entre las tasas de crecimiento del PBI y los salarios reales supone la existencia de márgenes suficientes para acometer mejoras en la capacidad adquisitiva de los trabajadores… sin presiones inflacionarias ni afectar las tasas de inversión.

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