Tras la crisis del 2009, ¿más crecimiento? ¿Con desarrollo?
Las proyecciones del FMI en materia del crecimiento económico de la región resultan bastante auspiciosas. Estima un aumento del 5,73% en el PBI de América Latina para el 2010 y del 4,03% para el año siguiente. Con dichas previsiones, la retracción económica del 2009 aparecería como un simple traspié.
No obstante cuando se analizan los determinantes del crecimiento económico en nuestros países, se encuentra que el aumento en el precio de los minerales y de commodities agropecuarios es lo que ha dado liquidez a dicha tendencia. En ese sentido es la demanda de materias primas provenientes de China y la India –en un proceso similar al de la post guerra europea- la que viene incidiendo en el entorno favorable de nuestra balanza externa.
Ello ha impactado en el tipo de inserción económica internacional. América Latina se ha reprimarizado, por así decirlo. Las materias primas recuperaron participación dentro la oferta exportadora de la región, llegando a representar el 39% del total de dichas exportaciones en el 2009 (CEPAL, 2010). A fines de los noventa, ellas sólo explicaban el 27% de nuestras ventas al mundo. Ello nos ha vuelto más vulnerables a eventuales choques externos.
Sin embargo cuando se analiza el comportamiento de los flujos comerciales por mercados de destino, se encuentra que -aún descontando México- el intercambio de bienes y servicios entre los países de América Latina es más equilibrado. La exportación de materias primas es menos del 25%. Por su parte, la exportación de la agro industria es una cuarta parte, con lo cual casi la mitad del comercio intra América Latina corresponde a productos con alta, media y baja tecnología. Es decir, el intercambio tiene un componente de valor agregado mayor al que tenemos con el resto del mundo.
Sin embargo, no obstante la vulnerabilidad de nuestra actual inserción en la economía internacional, los gobiernos no van a dejar de participar del auge de la renta de los minerales. Si esto es así, un tema central es el uso de dichos recursos: entre el consumo y la extensión de la asistencia y la inversión para añadir valor agregado a la economía. Esto último en la perspectiva, estratégica, de ir profundizando y privilegiando la relación comercial con nuestros vecinos.
Se requiere, en buena cuenta, conciliar el corto con el mediano y largo plazos. En ese contexto, la inversión en desarrollo humano aparece como una condición necesaria para añadirle sostenibilidad al crecimiento de las economías, para mejorar la inequidad distributiva y para profundizar la democracia.
AUTOR : Julio Gamero
FUENTE : GLOBALIZACION CON EQUIDAD
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