Ya no reformas, sino “reformitas”
En este último año de gobierno, hay varias reformas que se podrían hacer y que no implican el cambio del “inmodificable” modelo económico. Son políticas que se implementan en países vecinos que no pueden ser calificados de “antisistema”. Veamos.
La pensión universal no contributiva existe en Argentina, Brasil, Chile y Bolivia. Es una pensión mínima para todos los mayores de 65 años, hayan o no contribuido a algún sistema de pensiones. En Chile la ley fue promulgada hace dos años por la presidenta Bachelet. En el Perú, el costo de otorgar medio salario mínimo, para comenzar, a los mayores de 65 años de Apurímac. Huancavelica, Junín, Ayacucho, Cusco y Puno no superaría los S/. 300 millones anuales. Es de justicia.
En Brasil, Chile, Colombia, Argentina y México el salario mínimo lo determina una institución donde participan empleadores, sindicatos y el Estado, de acuerdo a la inflación y el aumento de la productividad. Su periodicidad es anual. En el Perú, el Consejo Nacional de Trabajo cumple esas funciones, pero el gobierno no las obedece. Así, el salario mínimo se ha quedado en S/. 550/mes desde enero del 2008 y ya perdió el íntegro del poder adquisitivo que se había recuperado.
Estamos en época de precios altos de los minerales y del petróleo, lo que ha motivado importantes cambios en la legislación contractual en todo el mundo, de manera que los Estados puedan captar una mayor parte de la renta. Pero aquí seguimos con las mismas leyes de principios de los 90 cuando la situación internacional (competencia con los países del Este) y nacional (guerra interna, hiperinflación) era distinta.
Ojo, no estamos mencionando aquí a los contratos ya existentes (que el gobierno no quiere tocar) sino a los que se están firmando recién, ya sea en nuevas rondas petroleras o en el caso de Toromocho, Tía María, Las Bambas y Quellaveco, entre otros.
Aquí no hay cambio alguno en las reglas de juego, porque se trata de un juego nuevo que recién va a empezar y que ya se aplica en otros países (por ejemplo, las regalías progresivas y/o tasas de impuesto a la renta que toman en cuenta los niveles de precios).
Poner en marcha una reforma tributaria integral que nos permita salir del 13.6% del PBI de presión tributaria (el sótano de la Región). Para eso hay que eliminar las exoneraciones tributarias al sector financiero y combatir la evasión tributaria (dice Kuczynski que eso en el Perú es un deporte nacional). También se debe aprobar el Proyecto de Ley 3092 que establece que las empresas peruanas que se vendan en el extranjero paguen impuestos en el Perú. Hace poco Vale do Rio Doce vendió Bayóvar en Holanda y perdimos US$ 112 millones.
Promulgar, ya, el proyecto de ley de la SBS que establece que las comisiones de las AFP tengan dos partes: una, que cubra sus costos, mientras que la segunda debe estar en función de la rentabilidad de sus inversiones. No como ahora, que cobran su comisión íntegra, aunque los futuros pensionistas pierden en la Bolsa de Valores. Esto no es difícil, siempre y cuando se quiera combatir ese “lobby”.
Masificar el gas de Camisea, comenzando con la puesta en marcha inmediata del gasoducto al Sur con las reservas del Lote 88 y con la participación de un Petroperú recargado. Así, Cusco, Puno, Arequipa. Moquegua y Tacna tendrán energía barata para su desarrollo, que hoy se potencia con la Interoceánica.
La seguridad energética debe ser parte del Plan Estratégico de Desarrollo al 2021. Así lo entienden países vecinos, como Chile, que en menos de 5 años construyó el Terminal de Regasificación en Quintero –con la participación determinante de la estatal ENAP–, terminando con las restricciones del gas que venía de Argentina.
Todas estas “reformitas” apuntan hacia la equidad y la redistribución de la riqueza. Harían que los peruanos piensen –aunque no sea del todo cierto– que no estamos en el barco de la Confiep sino el de todos peruanos. Pero eso sería mucho pedirle a Alan García. ¿No les parece? Igual, felices fiestas.
AUTOR : Humberto Campodonico
FUENTE : CRISTAL DE MIRA
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