Cambio climático: algunos se broncean y el Perú se quema
Hace algunas semanas escribí sobre el impacto del cambio climático en el Perú y los fuertes desembolsos requeridos para compensar y mitigar dicho impacto. Interesa retomar el tema en relación a cómo financiar las estrategias necesarias para contrarrestar dicho impacto. Estimaciones preliminares indican que el financiamiento de las actividades de adaptación al cambio climático en nuestro país para las próximas décadas demandaría entre US$ 450 y US$ 650 millones anuales, a lo que habría que agregar otros US$ 300 – 400 millones anuales adicionales, que, acorde con el Ministerio del Ambiente, se requerirán para atender el problema de la deforestación y el cambio de uso de suelos.
¿Cómo financiar estos enormes requerimientos financieros? Ahí surge la cuestión de la responsabilidad que le corresponde a los países industrializados por ser, históricamente, los mayores contaminadores y, por ende, los principales contribuyentes al calentamiento global. Por ello, internacionalmente se viene discutiendo el establecimiento de mecanismos globales de financiamiento que permitan a los países en vías de desarrollo acceder a recursos para sus políticas frente al cambio climático.
El problema aquí es que, como en otros temas, existe la ley del embudo, pues los países industrializados buscan minimizar sus responsabilidades ambientales y zafar cuerpo al financiamiento de la adaptación y mitigación medioambiental en los países en vías de desarrollo, y, por ello, los intentos para establecer un mecanismo global de financiamiento siguen estancados. Ahora bien, para ser imparciales, hay que reconocer que existen algunos países considerados del sur o “en vías de desarrollo” que tampoco pueden zafar cuerpo, pues en virtud de su sustancial desarrollo económico en las últimas décadas se han convertido en algunos de los mayores emisores de contaminantes. Tal es el caso de países como China, India, y, en el vecindario, Brasil, que hoy en día figura como el quinto mayor emisor de CO2 a nivel mundial.
Este es un tema de importancia para el Perú, no solo por los fuertes requerimientos financieros, sino, además, porque se ha estimado que el grueso del financiamiento obtenido hasta ahora para acciones frente al cambio climático ha sido vía préstamos bilaterales y multilaterales (70%) y solamente el 30% proviene de donaciones y/o canjes de deuda. Es como si el vecino tirara piedras a nuestro techo, y luego somos nosotros los que nos endeudamos para cubrir las reparaciones, pues dicho vecino se hace, literalmente, el sueco.
Como se ve, en el campo del financiamiento de políticas frente al cambio climático, existe una profunda disparidad en el reparto de responsabilidades y obligaciones. Por ello, el eje de la posición del Estado peruano en el campo medioambiental debe ser impulsar el reconocimiento equitativo de obligaciones. No podemos seguir aceptando una situación tan injusta, donde, mientras las grandes economías pasan piola, el Perú y otros países en desarrollo se queman con el cambio climático.
AUTOR : Armando Mendoza ; Economista
FUENTE : ACTUALIDAD ECONOMICA
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