¿Y la seguridad alimentaria del país?
La paradoja económica del país:
Como sabemos el Perú viene de un período de alto crecimiento económico con baja inflación. Sin embargo, el componente de baja inflación se vio interrumpido en el segundo semestre de 2007 por un shock inflacionario externo en los precios de los alimentos.
Así, si bien la pobreza monetaria¹ siguió bajando en la medida en que el crecimiento económico ponía más plata en las manos de las personas, el incremento en los precios de los alimentos hizo que ese mayor dinero comprase menos alimentos, por lo que también se incrementó el déficit calórico en la población.
Como resultado, tenemos que en 2008, la economía peruana experimentó una tasa de crecimiento económico de 9.8%, la pobreza monetaria cayó en 4%, pero la población que padeció déficit calórico se incrementó de 39.1% en 2007 a 42.5% del total de población en 2008².
Buscando explicaciones
El estudio “Shock de precios y vulnerabilidad alimentaria de los hogares peruanos”, publicado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), aborda el impacto del shock de precios en la población usando el déficit calórico y no la pobreza monetaria -la principal opción actualmente vigente- como la variable central del análisis. En base a dicho estudio y como se aprecia en el gráfico 1, a pesar de que las familias peruanas incrementaron su gasto real en cada uno de los alimentos de la muestra, la cantidad consumida del pan y los huevos se redujo, mientras que el consumo del aceite y el pollo permanecieron constantes. Es decir, los hogares gastaron en términos reales- más en los alimentos de la muestra, pero consumieron menor o igual cantidad de ellos, como consecuencia de la fuerte alza en el precio de los alimentos que tuvo su inicio en el segundo semestre de 2007.
Gráfico 1: Variaciones % entre el segundo semestre de 2006 y 2007 en algunos alimentos
Fuente: GRADE
Elaboración: Otra Mirada.
El informe también hace mención a la existencia de evidencia preliminar que muestra altos niveles de concentración³, además de protecciones comerciales, en la industria de aceites y harina de pan del país. Dado un incremento en el precio internacional generaría perjuicio a todo consumidor, efecto de una posible sobrecarga en el precio final de los productos.
Por lo tanto, si bien el contexto internacional es el principal determinante de la vulnerabilidad alimentaria en el país, hay que tener claro de que la alta concentración económica en determinados sectores, permite que unos pequeños grupos económicos tengan la potestad de beneficiarse tanto del alza como de la caída en los precios internacionales, a expensas de nosotros: los consumidores.
Dado el actual repunte en la cotización de los principales alimentos es que resulta de sumo interés poner este tema en el tapete y abrir el debate. Desde Otra Mirada proponemos darle una mayor cabida al déficit calórico como indicador del bienestar de la población. También apostamos por el planteamiento y ejecución de una política alimentaria que ante el peligro de shocks externos haga efectiva una mayor protección de la ciudadanía en su conjunto y además por una mayor fuerza en la política de defensa del consumidor en base a la dotación de un mayor peso técnico e institucional a los entes reguladores y a los encargados de la defensa del consumidor.
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