El gasoducto y los infladores de cifras

Por Humberto Campodónico*



Hace ya buen tiempo que varios de los megaproyectos impulsados durante la presidencia de Ollanta Humala están siendo acusados de sobrevaluación, licitaciones amañadas y corrupción pura y dura. Entre ellos, la Refinería de Talara, el Gasoducto Sur Peruano y la línea 2 del Metro de Lima. También están bajo la mira la compra del satélite a Francia, de los patrulleros a Corea del Sur y la compra de armas por S/. 8,000 millones. 
Nos parece muy bien que se investigue. Nadie debe oponerse a que la verdad se abra paso y sea castigado todo acto de corrupción. Pero una cosa son los fines legítimos de búsqueda de la verdad y otra cosa son las campañas políticas que esconden intereses privados cuyo objetivo es el lucro.
Ya nos hemos explayado sobre la ignorancia y el complot contra Petroperú (1) y el Oleoducto Nor Peruano (2). Veamos ahora el caso del Gasoducto Sur Peruano (GSP). Se dice que hubo un solo postor en la licitación. Falso. Hubo dos: el consorcio Odebrecht y Enagas (Espala) y otro formado por Sempra (EEUU), Suez (Francia), Techint (Argentina) y TGI (Colombia). El primero ganó la licitación pues, faltando solo algunos días, Suez decidió bajar su participación de 25 a 2% (dos por ciento), lo cual estaba prohibido por las bases. 


El consorcio perdedor decidió impugnar la licitación por la vía judicial (Suez no entró; más adelante, TGI también desistió). Sempra y Techint dijeron además que habían presentado una oferta más barata, lo que es solo un anuncio de parte pues su sobre no fue recibido por la comisión licitadora. 
También se ha dicho que, tal como está planteado, el GSP recibiría un “subsidio” de US$ 11,000 millones durante la vida del proyecto (Manuel Romero Caro, Gestión, 09/08/2016). Esta cifra presenta múltiples errores. El más importante es, uno, que no hay subsidio con recursos del Estado y, dos, que el Ingreso Garantizado Anual no es US$ 4,125 millones, sino de US$ 411 millones. ¿Por qué? Porque no se toma en cuenta el Factor de Recuperación de Capital establecido en el Contrato. Y así. 
Otra crítica es que no se sabe de donde provendrá el gas que transportará el GSP. Parcialmente cierto, porque en el contrato se establece que el Lote 88 del Consorcio Camisea proveerá 400 millones de pies cúbicos diarios (aún no se concreta). Pero eso es insuficiente: el contrato debió haber establecido otros proveedores como, por ejemplo, el Lote 58 de la estatal china CNPC. 
Pero aquí viene el problema: la propiedad de la molécula es de los licenciatarios, que deciden el destino de “su” gas. Eso debe terminar. Es el gobierno quien debe tomar esa decisión, de acuerdo a sus objetivos de matriz energética de largo plazo. Eso no afecta los ingresos del licenciatario: se pagará el mismo precio pactado en el contrato, pero el destino del gas lo decidimos nosotros. 
Otra crítica es que el monto de inversión en el GSP ha aumentado y es ahora superior al monto planteado por Kuntur en el 2009. Lo que no se dice es que el proyecto de GSP del 2014 prevé tuberías de diámetro más grande y también una mayor extensión. Que se investigue.

Hace poco se ha anunciado que el Lote 58 tendría 4 TCF de reservas de gas (cantidad muy importante), lo que hace suponer que CNPC sería el proveedor del GSP. Si es así, muy bien. Pero no arregla el problema de fondo: que Perú debe decidir el destino de la molécula. Este Congreso tiene la palabra. 
Vueltas que da la vida. Como Odebrecht está manchada con la corrupción, ha puesto en venta sus acciones (el 55% del total). ¿Quiénes son los compradores? Ni más ni menos que Sempra y Techint, los perdedores del 2014. Ambos son conocidos nuestros: Sempra posee 83% de Luz del Sur y Techint-Tenaris (donde fue director PPK) ha participado en varias obras en el Perú, entre ellas el Oleoducto Nor Peruano, el gasoducto de Camisea (TgP) y el ducto de Peru LNG. 
¿Objetan el monto de inversión de la licitación del 2014? Pues no. ¿Van a retirar o no la demanda judicial presentada en el 2014? Adivinen los lectores. Lo que sí es seguro es que la compra de Sempra y Techint vendrá “de la mano” con las adendas al contrato -que debe aprobar el gobierno- necesarias para que los bancos otorguen los préstamos que permitan su “cierre financiero”. 
Parece entonces probable que el GSP siga su curso, lo que concretará la oferta de gas en el sur. Muy bien. Pero aún falta mucho por hacer, principalmente establecer las condiciones para la petroquímica del metano y etano. Esto no lo hará “el libre mercado”. Es indispensable formar una comisión multisectorial con participación de los gobiernos regionales y locales para viabilizar el proyecto. Y que el gobierno llame a empresas petroquímicas de distintos países (China incluida) para que se analice su viabilidad y se logre, en concreto, la diversificación productiva. Pero de eso no se sabe nada. 
Todo debe investigarse –incluido el GSP- y deben sancionarse los actos corruptos, vengan de donde vengan. Pero separemos la paja del grano y no caigamos en el juego de los “infladores de cifras” que, buscando intereses privados, pretenden detener el desarrollo del país.


(1) http://larepublica.pe/impresa/opinion/804203-petroperu-la-ignorancia-y-el-complot
(2) http://www.otramirada.pe/los-enormes-ingresos-generados-por-el-oleoducto-norperuano


FUENTE: CRISTAL DE MIRA

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