BCR: retroceso con directorio monocolor

Por Humberto Campodonico

La votación en el Congreso de los tres miembros del Directorio del BCR nos deja lecciones importantes. El primero es que todo el Directorio –incluidos los 4 miembros nombrados hace dos meses por este gobierno– ha quedado conformado por personas que, básicamente, tienen una misma formación y cantera económica. Con excepciones, claro está, como las de Rafael Rey y José Chlimper.

Esto es un retroceso. Antes ha habido profesionales y economistas de diversas escuelas económicas. Es el caso de Oscar Dancourt, Gonzalo García Núñez, Kurt Burneo, Daniel Schydlowski y Luis Alberto Arias. Es clave mencionar que Dancourt, economista de la Universidad Católica, estuvo encargado en el 2005 y 2006 de la presidencia del BCR, ante la renuncia del titular. Y a la economía y la política monetaria les fue muy bien en ese periodo. Estos profesionales no vinieron “a hacer política” sino a discutir propuestas alternativas. Ese fue el sentido de la propuesta que me hizo la bancada del Frente Amplio.

Es importante la participación de diversos enfoques económicos pues, como lo hemos dicho hasta la saciedad, no existe una sola doctrina económica, como creen los neoliberales. Es importante que haya distintas apreciaciones, por ejemplo, acerca de los shocks externos y las políticas para enfrentarlos. Lo mismo si se produce una fuerte caída de los ingresos por exportaciones y si se reduce la entrada de capitales, lo que va a influir en el tipo de cambio.

Durante la crisis del 2008-2009, por primera vez en décadas, en Perú se aplicó una política anticíclica para que la economía no entre en recesión: el BCR bajó la tasa de interés (para abaratar el crédito) y el gobierno aumentó la inversión pública. Eso redujo el impacto negativo.

No sucede lo mismo ahora, pues ante la caída de los precios de las materias primas y la salida de capitales, desde el 2015 el BCR ha elevado cuatro veces la tasa de interés, de 3,25 a 4,25% anual. Ha seguido una política pro cíclica que no va a ayudar a salir del estancamiento. Agreguemos que la otra palanca reactivadora, la inversión pública, también está parada lo que da un panorama económico casi recesivo.

Lo que se agrava con los recientes recortes fiscales al Presupuesto del 2016 (DS-272-2016-EF) y los que se vienen al del 2017. Cierto, eso es responsabilidad del MEF y no del BCR. Pero en ambos casos la orientación es pro cíclica: va en el mismo sentido del ciclo negativo causado por el shock externo.

En todo shock externo, que disminuye las reservas internacionales, el tipo de cambio tiende a subir, lo que tiene serias consecuencias en una economía aún altamente dolarizada: la devaluación aumenta la inflación porque una parte importante del consumo y la inversión proviene de bienes importados. Ese es el coeficiente de traspaso y en el Perú es elevado: por cada 1% de devaluación, la inflación aumenta en 0,2%.

Aquí, para tratar de frenar la devaluación, el Banco Central vendió US$ 25.000 millones, lo que mermó fuerte las reservas de dólares (“posición de cambio”) de US$ 48.000 millones. Hay que evitar la volatilidad cambiaria, pero ese objetivo no puede ser el único. Recordemos que la devaluación en el Perú ha sido una de las más bajas de la región, lo que hace perder competitividad a los exportadores no tradicionales.

Con esta política, el BCR se ha excedido largamente en sus ventas de dólares, comprometiendo la política monetaria futura. Dicho esto, hay otro hecho económico que también interviene en los intentos del BCR de frenar el alza del dólar: la elevada deuda externa privada, que ha superado ampliamente a la deuda externa pública. El entonces candidato Pedro Pablo Kuczynski dijo que “es peligroso devaluar demasiado si el sector privado tiene importantes deudas corporativas en dólares, que equivalen más o menos al 18% del PBI” (Caretas, 7 de enero). ¿Por ahí va la cosa?

Dice Oscar Dancourt: “El Banco Central terminó vendiendo la mitad de sus reservas de divisas para moderar el alza del dólar sin rebajar la tasa de interés de referencia. Con esta política monetaria, los intereses de los grandes deudores en moneda extranjera, y de sus acreedores, prevalecieron sobre los intereses de la economía nacional. Y el BCR se embarcó en un curso de política insostenible, si el choque adverso es persistente” (1).

Así, tenemos un retroceso con el directorio monocolor en el BCR. Eso no está bien, sobre todo cuando la crisis económica mundial demuestra la necesidad de cambios de enfoque. En EEUU, la política que sigue el Fed, que tiene economistas de diversas tendencias, persigue tres metas: precios estables, el máximo empleo sostenible y tasas de interés moderadas de largo plazo.

Finalmente, hemos tenido un manejo autoritario y de “carpetazo” en el Congreso por parte del fujimorismo de lo cual ya se ha hablado largamente. PPK las “dejó pasar” e incluso apoyó a Rafael Rey, demostrando así más coincidencias que diferencias. ¿Se podía esperar otra cosa? Esto ha motivado las protestas sociales que recién comienzan, y que también nos recuerdan la ausencia de mujeres profesionales en el directorio.

(1) Ver “Las vacas flacas en la economía peruana”, PUCP, agosto 2016,

http://files.pucp.edu.pe/departamento/economia/DDD428.pdf

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