Mi elección me importa más que tu generación

 Por Oswaldo de Rivero



Por todo el mundo los políticos se dedican a mantenerse en el poder desinteresándose de las futuras generaciones.
 En Estados Unidos la clase política, por miedo a perder en las elecciones parlamentarias de noviembre, impide, faltando horas, la cesación de pagos de la deuda externa. Mientras tanto, el desempleo azota a los jóvenes estadounidenses. Muchos de ellos se endeudan para poder seguir estudios universitarios, pero cuando se gradúan, no tiene tampoco empleo.

En la Unión Europea los políticos, para mantener el poder satisfacen a los acreedores aplicando draconianas medidas de austeridad que han incrementado el desempleo juvenil a un nivel jamás visto en Europa.

En Estados Unidos y Europa la clase política se elige y reelige dejando sin futuro a toda una generación que, por primera vez, será más pobre que sus padres.

En China, donde el pueblo no elige y la clase política es el partido comunista, este último, no hace nada importante para evitar que las futuras generaciones no sean condenadas a vivir en el país más contaminado del mundo, donde las crecientes emisiones de gases, incrementarán el recalentamiento global afectando, no solo a las futuras generaciones chinas, sino a las de todos los países.


En el Perú, los políticos ya están preocupados por reelegirse en el 2016 y concentran toda su actividad en practicar un canibalismo político, investigándose, acusándose, recusándose sin ocuparse de los graves desafíos que enfrentarán las futuras generaciones de peruanos.

De esta manera no busca solucionar la pésima distribución del ingreso, la mala calidad de la educación, de la salud y de la seguridad ciudadana. Tampoco hacen frente a los desafíos ecológicos que ponen en riesgo a las futuras generaciones, como son el deshielo de los glaciales de los Andes y la creciente falta de seguridad hídrica, alimentaria y energética del Perú.

Los jóvenes del mundo son hoy los herederos de una crisis económica y ecológica global producida por una generación de políticos que practican un oportunismo político de corto plazo, envuelto en una ideología del siglo XX, que les hace creer que el crecimiento económico insostenible puede ser perpetuo, que el mercado se regula solo y que las futuras generaciones no existen.

El resultado es un desempleo juvenil mundial del 13%, según la OIT, el más alto de la historia. En el Perú es, a pesar de la bonanza económica, el 18%, uno de los más altos de América Latina.

Los jóvenes no pueden solo indignarse en las calles u ocupar Wall Street. Esto no es suficiente. Tienen que organizarse políticamente, en el Perú y el mundo, para defenderse de la politiquería oportunista, de corto plazo, de los actuales políticos, y confrontarlos, diciéndoles: ¡Mi generación es más importante que tu elección!

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