LA DESCENTRALIZACIÓN PASMADA


Por Efraín Gonzales de Olarte



La única reforma estatal prometedora de cambios en la estructura del Estado ha entrado en un proceso de estancamiento. Además, pareciera que la descentralización está comenzando a retroceder.
El Perú tiene tres niveles de gobierno, cada uno de ellos con funciones y presupuestos asignados. En este momento todas las competencias de los gobiernos regionales han sido transferidas de acuerdo a lo previsto. Han pasado diez años del reinicio de la descentralización y, sin embargo, hay la sensación que los resultados no son los que se esperaban  y que hoy no estamos mejor que antes, en términos del suministro de servicios públicos y de calidad de la gobernanza..
Sin embargo, desde el punto de vista de la construcción de un estado democrático, la descentralización está generando un cambio importante en la representación y participación política de los ciudadanos. Estamos aprendiendo a gobernarnos, a manejar presupuestos de manera participativa, a fiscalizar a los gobernantes, a reclamar derechos, con todos los defectos de un proceso de aprendizaje y, por cierto, con todos los riesgos, como la descentralización de la corrupción.
Obviamente, ir gobernando y gestionando e ir aprendiendo simultáneamente con la práctica, no ofrece buenos resultados, de hecho la cantidad de municipalidades y  gobiernos regionales que no pueden ejecutar sus presupuestos es una muestra de ello. Por esto, pareciera que la descentralización se ha pasmado La razón es que hay déficit de capacidades de gestión que difícilmente permiten que los gobiernos locales y regionales puedan alcanzar sus metas anuales y menos las metas óptimas. De esto,  se aprovecha el gobierno central para manejar recursos que deberían estar bajo la administración de los gobiernos subnacionales. Este es un indicador de retroceso.
Frente a esta situación es necesario relanzar la descentralización, dado que es un proceso imprescindible para transformar la estructura del estado y de la política en el Perú. En el futuro debería “empoderar” a los gobiernos locales y regionales como promotores del desarrollo. Para ello se requiere: un nuevo liderazgo político muy claro, descentralizar las capacidades administrativas y técnicas del gobierno central y plantear una “hoja de ruta” para la descentralización de aquí al 2021. Sin embargo, la condición sine quanon es que el MEF deje de ser el contralor y se convierta en el promotor de la descentralización.

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