Ancap, Enap y Petroperú


Por Humberto Campodónico



Ancap es la empresa estatal de petróleo de Uruguay, país que importa el 100% de los 45,000 barriles diarios de petróleo que consume. Es propietaria de la refinería La Teja, que acaba de inaugurar una planta de desulfurización, que reduce el contenido de azufre del diesel de 5000 a 50 partes por millón (ppm), lo que descontamina el aire y reduce las enfermedades respiratorias. La inversión ha sido de US$ 400 millones.
Uruguay es el tercer país con mayor libertad económica de América Latina, de acuerdo con el índice de la Fundación CATO de EE.UU.
ENAP es la estatal de petróleo de Chile, que importa el 98% de los 300,000 barriles diarios que consume y es propietaria de las únicas dos refinerías, las mismas que “desulfurizaron” los combustibles en el 2004. El año pasado, Chile adoptó la norma Euro-5, que admite solo 15 ppm de azufre. Las inversiones en la mejora de los combustibles desde 1998 superan los US$ 900 millones.
Como no hay petróleo en Chile, ENAP se ha internacionalizado y produce 20,000 barriles diarios en Argentina, Ecuador, Egipto y Colombia. A través de Manu Holdings, ENAP exporta combustibles desulfurizados a Perú: US$ 340 millones en el 2012.
Chile es el primer país con mayor libertad económica de la Región, según CATO.
En Chile y Uruguay, no se escucha decir: “que no se invierta ni un centavo en las refinerías. Hay que cerrarlas y construir tanques de almacenamiento para importar todos los  combustibles”. Ojo, estos dos países no producen una gota de petróleo, donde este planteamiento aparecería como algo cuerdo.
En Chile y Uruguay, no se escucha decir que “es malo” tener empresas estatales. Tampoco está en su Constitución que la actividad empresarial del Estado debe ser subsidiaria, como en Perú (Art. 60). Tampoco se dice en Chile que tener grifos es sinónimo de “chavismo”, pues en sociedad con el Grupo Romero los han tenido en Primax en gran cantidad en el Perú y Ecuador.
En esos países, a los cuales podemos sumar a Colombia, Brasil  y México, todos los sectores piensan que la coexistencia de empresas estatales en ciertos sectores, es compatible con la  llamada “libertad económica”.
En esos países no se escucha decir: “no me interesa si en el mundo el 85% de las reservas de petróleo es de las empresas estatales; ni tampoco que de las primeras 20 empresas petroleras del mundo, 16 sean estatales. Eso no demuestra que la energía sea un sector estratégico. No lo tengo que tomar en cuenta porque ellos están equivocados: lo mejor sería que se privaticen todas esas empresas”.
La política energética, y el fortalecimiento de la empresa estatal, provienen de una política de Estado que pone en el centro la seguridad y el autoabastecimiento energético y no el dogma económico de algunos, que no se aplica en ninguna parte del mundo. ¿Vamos a cerrar las refinerías e importar todo el combustible que se consume?
Petroperú ha estado en el fondo del pozo cerca de 20 años y sus principales activos fueron privatizados. Ciertamente, Petroperú necesita de una reingeniería interna y un repotenciamiento. A pesar de todo sigue siendo la primera empresa del Perú en ventas y en estos momentos tiene el Lote 64 en la Selva con 55 millones de barriles de reservas probadas y debiera recibir los lotes de Talara cuyos contratos están por expirar.
Petroperú tiene toda la ingeniería lista para modernizar Talara con una inversión de
US$ 2,730 millones, de los cuales US$ 900 millones son para bajar el azufre de 3000 a 50 ppm. Estos 900 millones generan ahorros de gastos en salud de US$ 120 millones anuales los que deben ser considerados como una externalidad positiva, reduciendo el monto de inversión a US$ 1,830 millones.
Pero lo de Talara no avanza y se pierde 1% en el PBI, que tanto se necesita ahora. Además que se deja en la estacada a todo el norte del Perú. Ahora leemos que se quiere una nueva ley para Petroperú (¿?) y el estudio de una consultora externa para su repotenciamiento. Para qué, ¿si todo eso ya existe? ¿Para seguir demorando todo, hasta que ya no salga?
Si no se moderniza Talara, los importadores tendrán mayores negocios y perderemos una industria que genera valor agregado. Lo paradójico es que la política de repotenciamiento de Petroperú –que ganó las elecciones– ahora podría no aplicarse porque primaría la de aquellos que las perdieron. Más de lo mismo. En Chile y Uruguay les sería difícil entender lo que pasa en el Perú. Dicho esto, no todo está perdido y sí se puede derrotar al dogma.

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