Lima, Talara, Camisea

 Por Carlos Monge



Con las elecciones internas de los partidos, se ha arrancado en los hechos la campaña para las elecciones complementarias de noviembre 2013 en Lima. Más de 1,200 ciudadanos y ciudadanas han participado en la primaria abierta de la Confluencia por Lima. Novedades importantes desde la izquierda: los partidos propusieron una lista consensuada, pero los y las participantes –que no eran solo de los partidos- definieron el orden. Es decir, proceso democrático abierto y no acuerdo de cúpulas sancionado por las militancias partidarias. Aires de renovación que hay que profundizar.
Con seguridad la lista de la Confluencia centrará campaña en la defensa y profundización de las reformas emprendidas desde la Municipalidad de Lima Metropolitana. Eso está bien, pues es indispensable reformar el comercio mayorista alimentario y el transporte público, entre otras cosas.

Pero hay otros temas que merecen también estar en la agenda municipal. Uno de ellos, la necesidad de una nueva matriz energética para una Lima más limpia y más competitiva. Sucede que Lima consume una gran cantidad de energía, sobre todo petróleo y diesel que tienen que ser importados pues los peruanos tienen mucho azufre. Y eso se debe, entre otras cosas, a que nuestras refinerías no cumplen los estándares ambientales y a que no se ha hecho lo suficiente para que en Lima haya gas abundante y barato para los hogares, las pequeñas y medianas empresas y el transporte público y privado.

Para Lima resultan pues fundamentales dos debates que normalmente no se asocian con la ciudad: cuál es el destino del gas de Camisea y cuándo se hará la inversión anunciada en la modernización de la refinería de Talara.

En la actualidad una parte importante del gas de Camisea se exporta y ahora se dice que quieren hacer plantas termo eléctricas para abastecer a la gran minería del norte de Chile. Desde Lima habría que pedir que corte la exportación y se priorice la penetración del gas en el transporte, los hogares y las industrias locales.

Uno de los dos grandes objetivos para la inversión en modernizar Talara es bajar radicalmente los niveles de azufre en la gasolina que ahí se produce. De paso, habrá que exigir que los nuevos dueños de la refinería de la Pampilla en Lima– que Repsol está vendiendo- tengan también que mejorar sus estándares ambientales, de manera tal que se pueda consumir en Lima gasolina y diesel peruanos limpios y no importados.

Se arranca pues la elección complementaria en Lima Metropolitana. Ojalá que el debate sea programático y serio. Ojalá que temas como el de una nueva matriz energética para una ciudad más limpia y más competitiva estén en el centro de ese debate. 

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