La industria en el discurso de Ollanta Humala

 
Por Félix Jiménez
 
 
 
El pasado 28 de julio el presidente Humala reconoció que el período de altos precios de los minerales que impulsó el crecimiento en los últimos años, estaba llegando a su fin. Ello no obstante, afirmó que nuestra economía estaba en capacidad de afrontar esta situación y que, por lo tanto,  continuaría en su senda de crecimiento.  
 
La industria durante el crecimiento primario exportador 
 
Entre 2002 y 2004 el PBI creció a una tasa de 4.7% promedio anual. Recién a partir de 2005 se registraron tasas crecientes. De 6.8% en 2005 se pasó a 7.7% en 2006, a 8.9% en 2007 y a 9.8% en 2008. Luego de la crisis internacional de 2008-2009, las tasas de crecimiento del PBI disminuyen sostenidamente. La tasa de crecimiento del año 2012 fue de 6.3% y este año  el gobierno proyecta una tasa alrededor de 6%.
 
Durante estos años de alto crecimiento la Industria manufacturera y la Agricultura perdieron participación en la generación del PBI, mientras se expandieron los sectores no transables de Construcción, Comercio y Otros Servicios.  El crecimiento de los últimos años fue así el resultado de la presencia de un auge minero, en el marco de una política macroeconómica estable (a su vez resultado de las reformas fiscal y monetaria efectuadas en los años 2001-2003). Fue un crecimiento con «enfermedad holandesa» (significativa apreciación de la moneda) y con expansión de sectores productores de bienes no transables.
 
Este estilo de crecimiento es contrario al aumento sostenido de las exportaciones manufactureras. El presidente dijo: «Las cifras demuestran que estamos progresivamente diversificando nuestra economía. Las exportaciones no tradicionales representan un tercio del total de nuestras exportaciones». Pero, esto no es verdad. Las exportaciones no tradicionales representan solo el 24.2%.  En los años de alto crecimiento (2005-2008) fluctuaron entre el 22.2% y el 24.6%.  Estos porcentajes son similares a los que se registraron en el primer quinquenio de los años 1980. Además, con el actual estilo de crecimiento que promueve a los sectores no transables, el patrón de comercio está sesgado a las exportaciones de productos primarios.
 
No puede haber diversificación con un estilo de crecimiento que limita el crecimiento de la industria manufacturera y promueve la creciente penetración de importaciones en el mercado interno. Hoy las importaciones totales (que son predominantemente de bienes manufacturados) representan el 151.1% de la producción de bienes manufacturados. En el año 2012 las importaciones totales fueron de US $ 36,967 millones de dólares y el PBI del sector manufacturo solo fue de US $ 24,395 millones.
 
Con el fin del auge minero y la consecuente reducción de las exportaciones, la continuación del crecimiento es y será acompañado por déficits en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Esta cuenta registró superávits en los años 2004-2007 y desde el año 2010 es crecientemente deficitaria. El déficit de 2.5% del PBI en 2010 pasó a 3.6% en 2012, y a 5.2% en el primer trimestre de 2013. Asimismo, debido a que la economía ha perdido capacidad de abastecer la demanda interna con productos manufacturados y agropecuarios, la continuación del crecimiento con aumentos en la demanda interna tenderá a ser inflacionaria.
 
El anuncio del Plan de Desarrollo Industrial
 
El actual estilo de crecimiento, al afectar notablemente a la industria y basarse en el crecimiento de sectores no transables y en la exportación de bienes primarios, no fue acompañado con el desarrollo de la productividad y el cambio técnico. Cerca del 80% del total de la PEA ocupada se encuentra en empresas de «1 a 10 trabajadores» y estas empresas, como se sabe, se encuentran fundamentalmente en los sectores no transables y en la agricultura donde los empleos son de baja calificación.
 
El presidente dijo que «el cierre de las brechas de productividad que aún nos separan de las economías más exitosas es un gran desafío pendiente» y, a renglón seguido, anunció que su gobierno está diseñando un «Plan Nacional de Desarrollo Industrial que tiene como objetivo la diversificación productiva y el fomento del valor agregado».
 
Sin embargo, no anunció los lineamientos de política de este plan. Tampoco se refirió a las restricciones que el actual estilo de crecimiento impone a la política industrial orientada a «reasignar recursos hacia sectores manufactureros con capacidad para explotar economía de escala». Si lo hubiera hecho, habría anunciado el cambio en el actual estilo de crecimiento extractivista.
 
La política industrial, para ser eficaz, depende de condiciones «que permitan que la reasignación de recursos hacia estos sectores sea rentable». No es suficiente desarrollar el capital humano y la investigación aplicada. Hay que generar las condiciones para acrecentar la dotación del capital y su acumulación, expandiendo los mercados internos y las oportunidades de financiamiento para todo tipo de empresas industriales en el mercado de capitales. Tampoco se dijo nada respecto al papel que el tipo de cambio tendría en el plan de industrialización.
 
A modo de conclusión
 
El presidente ha anunciado un plan en la lógica del actual estilo de crecimiento, no de su transformación. No se puede desarrollar industria con «incentivos tributarios y condiciones laborales especiales para las pequeñas y medianas empresas». No es la menara de reducir los costos unitarios de producción para ganar competitividad.

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