¿Planeamiento a la deriva?

 Por German Alarco Tosoni



A menos de seis meses del inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, en México se acaba de publicar el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018. Esto es meritorio, ya que rápidamente se establece el rumbo de acción para ese país hermano. Como contrapartida, en el Perú, el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) nos sigue manifestando que culminará la actualización de nuestro Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN) en noviembre de 2013, 28 meses después del inicio del actual gobierno que inició funciones en julio de 2011.
Se puede estar de acuerdo o no con el contenido del PND mexicano, pero lo importante es su oportunidad. No se trata de un documento hecho a la ligera. Tiene en su versión amplia 184 páginas en la que se balancea adecuadamente el diagnóstico y el plan de acción para sus ejes principales. La mitad del documento está centrado, a diferencia del Plan Bicentenario al 2021, en los objetivos, estrategias y líneas de acción. El documento termina con el detalle de los indicadores que deberán considerarse, pero cuyos valores serán establecidos en los planes sectoriales respectivos que se listan en un capítulo específico. Asimismo, se presenta un anexo con los resultados del proceso obligatorio de consulta ciudadana de este documento.

El objetivo general del PND es llevar al país a su máximo potencial y para lo cual establecen cinco metas nacionales relativas a México: en Paz, incluyente, con educación de calidad, próspero y con responsabilidad global y tres estrategias transversales: democratizar la productividad, gobierno cercano y moderno y perspectiva de Género. En la estrategia general para un país próspero “se precisa de una política moderna de fomento en sectores estratégicos” (p.17-18), sin que esto signifique un Estado interventor o las distorsiones del pasado. Se trata en cambio de establecer un nuevo paradigma en la que el gobierno provea bienes públicos (coordinación e información) y una política de fomento económico que elimine fallas de mercado. Para nuestros neoliberales locales y funcionarios del MEF, todo esto sonaría a herejías económicas.

Desafortunadamente la tercera administración del CEPLAN de este gobierno ha optado en quedarse con los ejes, estructura y perspectivas del Plan Bicentenario del gobierno anterior. Al parecer solo se harían cambios marginales en un claro retorno al pasado. Con su tardanza en emitir el PEDN siguen contribuyendo a que el planeamiento llegue tarde, como siempre, y solo sirva al registro ex post de los hechos, en este caso de los planes y perspectivas sectoriales ya consumados. Por último, en una reciente entrevista de su presidente actual, se reconoce que no se va proponer reestructuración o empoderamiento institucional alguno. ¿Cuándo comenzará a ser una institución útil al desarrollo del país? 

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