Hablan las cifras

 Por Carlos Alonso Bedoya



Hace rato que los principales indicadores macroeconómicos nos dicen que la cosa se empieza a poner fea. La balanza comercial que no es otra cosa que la diferencia entre exportaciones e importaciones ha registrado en abril y mayo más de 430 y 460 millones de dólares en rojo, respectivamente.
En el primer trimestre del 2013, luego de varios años, la balanza comercial -que equilibraba en algo los déficits en balanza de servicios (que prestamos al mundo menos los que nos prestan) y la renta neta de factores (utilidades de empresas transnacionales remesadas a sus países de origen)- ha sido deficitaria, lo que va a ahondar el clásico rojo de la cuenta corriente peruana.

Claro que los años de bonanza hicieron que dicha cuenta pase piola por el ingreso de capitales, lo que al fin y al cabo ponía en azul toda la balanza de pagos, que junto con la generación de superávits fiscales (a costa de la represión salarial, malos servicios y nula infraestructura) nos daban el grado de inversión y todas las calificaciones positivas y medallas neoliberales que se obtienen cuando cumples sin chistar los compromisos del FMI y el Banco Mundial.

Pero ahora que los precios de los metales se caen en lo que parece ser una tendencia mundial debido a que la curva de rendimiento en Estados Unidos ha subido (ha aumentado la demanda de créditos en ese país lo que encarece el dinero), las cosas se empiezan a complicar.

Es que mientras los países centrales han vivido en crisis los últimos años, las economías en desarrollo la han pasado bomba, pues los capitales se refugiaban en los mercados de commodities (como los metales) haciendo que el precio suba más allá de lo que dictaba la ley de la oferta y la demanda, generando una especulación financiera de envergadura que beneficiaba a los países productores de materias primas. Los capitales también se iban a los mercados financieros de las economías en desarrollo en busca de mayores rendimientos.

Es así que la avalancha de capitales puso nuestra cuenta financiera en súper azul, pero ahora que la tasa real de interés de los Estados Unidos empieza a salir del casi cero en el que estuvo bastante tiempo, los capitales pueden irse, con lo cual el riesgo de la crisis de las cuentas externas aumenta. Cuando suben las tasas de interés en el norte, los capitales regresan a casa.

Lo bueno es que aún hay un colchón amplio de reservas internacionales que amortiguaría un golpe brusco. Lo malo es que si este es prolongado, no habría air bag que aguante.

Del lado fiscal, si la parte especulativa del precio de las materias primas desaparece, nos va a costar 2 puntos del PIB, lo que son más o menos 10 mil millones de soles, casi el triple de lo que gasta el gobierno en sus programas sociales.

La historia económica del Perú se repetiría. Tras unos 10 años de bonanza, la restricción externa nos lleva al declive nuevamente.

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