Estado: Las dos caras de Jano

 Por Kurt Burneo



Un factor crítico para un adecuado funcionamiento del modelo económico, es el referido a la eficiencia y eficacia del Estado, en el entendido que ello resulta siendo una condición necesaria (aunque no suficiente) para que el sector privado consuma, invierta y produzca, estando ello en la base del crecimiento económico, desde hace 12 años en el Perú, el cual sería el  resultado de iniciativas y/o situaciones promovidas por el Estado tanto favorables como desfavorables al propósito enunciado. El tema es hoy relevante dado lo que hoy acontece  en países tan diferentes como Brasil, Turquía, Chile entre otros, con movimientos populares de reacción cuestionadores entre otras cosas, del accionar del Estado en distintas facetas. En esta nota solo presento 2 nuevos casos contrastados de acción estatal.

Buenas nuevas.

 Desde ayer se abrió una nueva posibilidad de inversión para los ciudadanos a través de la compra vía las sociedades agentes de bolsa de Letras del Tesoro, cada una de las cuales tiene un valor nominativo de S/100.  De los S/. 30 millones de la emisión la mitad tendrá un vencimiento a 90 días y el resto a 270 días, cabría esperar que los rendimientos de estos activos financieros sean mayores que las opciones que ofrecen depósitos a plazo en el sistema financiero, además en general en finanzas por supuesto que la diversificación es saludable, dado que hoy con mucha volatilidad en los instrumentos de renta variable y con instrumentos de renta fija con rentabilidades de capa caída, sin duda que se abrió una opción interesante para los ciudadanos. Este tipo de iniciativas por supuesto que es una buena nueva para los ciudadanos, pero el ámbito de difusión e interés, básicamente se limita solo al grupo de ciudadanos superavitarios de recursos, interesados en tener más opciones de inversión.   Pero así como hay buenas iniciativas, hay de las otras como veremos a continuación.

Malas Nuevas.

 En el Perú, a los ciudadanos para gestionar estudios, trabajo, pasaporte entre otras cosas, les es solicitado un certificado de antecedentes policiales.  Antes  la obtención del mismo estaba descentralizada en distintas delegaciones de la policía, cuando menos en Lima.  De un tiempo a esta parte, prácticamente se ha vuelto a centralizar la obtención de estos documentos en 3 lugares de atención: Cono Norte, Aramburu y 28 de Julio. Ya imaginaran amigos lectores la congestión que se origina en dichos lugares con el problema adicional generado en los últimos días de  suspensiones y/o intermitencias en el funcionamiento de los sistemas, lo que originó un entendible malestar en los ciudadanos por un documento además no gratuito, dado que implica un gasto de S/.17 soles, gasto que se vuelve mucho mayor si valorizamos el tiempo perdido en las largas colas para gestionar dicho certificado (costo de oportunidad como decimos los economistas).   Como es evidente el universo de ciudadanos afectados por esta mala nueva es mucho más grande que el subconjunto de aquellos con recursos para invertir, lo que sumado a la normal asimetría noticiosa y difusión, donde las malas nuevas siempre son más noticia que las buenas; tan solo por este par de eventos y a manera de muestra, es posible explicar porque el ciudadano promedio no tendría una mejor percepción de la acción estatal en nuestro país. Este asunto que podría parecer anecdótico, no lo es tanto, porque no hay que perder de vista, tal como Huntington décadas atrás lo mencionaba, que en sociedades cambiantes en el sentido de progreso, la demanda de servicios públicos crecería a un mayor ritmo que la oferta, tal como ahora rudamente lo están aprendiendo en Brasil, Chile o Turquía. No olvidemos que el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente para que haya estabilidad. Aprendamos de la experiencia externa y seamos proactivos, ahora más que nunca como país, vale la pena serlo.

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