Vivimos en el G-0

 Por Humberto Campodonico.



El anuncio del miércoles pasado de que la Reserva Federal de EEUU disminuirá su programa monetario expansivo a fines del 2013 –y que podría eliminarlo a mediados del 2014– ha causado un terremoto en los mercados financieros y de materias primas.
En efecto, desde el 2008, la Fed viene comprando productos financieros (ahora compra US$ 85.000 millones mensuales) para dar liquidez y reactivar la economía. Y ha mantenido muy baja la tasa de interés para que se invierta en los sectores productivos y, claro, contribuir a la reactivación deseada.
La Fed estima que la economía ya comenzó a recuperarse y –por tanto– no va a necesitar la “muleta monetaria”. Esta debiera haber sido una buena noticia para los mercados. Pero no. A contramano de la Fed, muchos analistas dicen que la actividad económica en EEUU se ha debilitado desde el IV Trimestre del 2012 y no ven señales de una reactivación robusta.
El fondo de la cuestión, se afirma, es que los tomadores de decisiones han sido autocomplacientes afirmando que existe una “nueva normalidad”: el mundo habría entrado en un periodo de crecimiento económico lento, pero predecible. Y las fortísimas emisiones monetarias serían el camino para que EEUU, Europa y Japón –y los demás países– salgan de la crisis.
No señor, dicen Nouriel Roubini e Ian Bremmer. En verdad estamos en una época “abnormal”: ya no hay liderazgo del G-8 ni del G-20 ni del G-1 (EEUU). Vivimos en el G-0 donde ningún país tiene la capacidad de liderar un nuevo orden económico mundial (como EEUU después de la II Guerra Mundial). No hay quien tenga la capacidad de enfrentar los grandes problemas estructurales pendientes ni de firmar los cheques que terminen con el enorme endeudamiento de los países avanzados. Y China y los mercados emergentes tampoco son, hoy, una posible solución.
Por eso la incertidumbre y volatilidad del último quinquenio están lejos de haber terminado y, por el contrario, van a gatillar nuevas crisis. En este periodo “abnormal” se puede cuestionar cualquier creencia del mercado y un inversionista sabio debiera prepararse para toda clase de sorpresas (18/06/2013, www.advisorone.com).
En este contexto, las materias primas (commodities) han sentido la pegada del anuncio de la Fed, pues miles de millones de dólares han abandonado las bolsas de esos productos. Se estima que en el 2013 el cobre, el oro y el zinc van a tener precios promedio inferiores en un 15% a los del 2012 (y ese año los precios del cobre y del zinc fueron 12% inferiores a los del 2011).
Esta caída ha arrastrado a las bolsas de la región, altamente dependientes de los commodities. En este año la BVL ha perdido el 40% de su valor, lo que no debiera sorprender porque el 65% de sus transacciones corresponde a acciones mineras.
Si los bajos precios se mantienen, la oferta de dólares disminuirá debido a los menores ingresos por exportaciones, contribuyendo al alza del dólar (lo que no viene mal pues impulsará las exportaciones no tradicionales). Habrá menores utilidades de las empresas mineras y, por tanto, un menor impuesto a la renta, lo que disminuirá los superávits fiscales y, también, el canon que reciben las regiones.
Así, el escenario “está cantado” para aplicar políticas económicas contracíclicas (que vayan en sentido contrario al ciclo económico mundial y/o nacional). Y plata hay. El “chanchito” del Fondo de Estabilización Fiscal tiene US$ 7.200 millones. Además, los depósitos del sector público en los bancos superan los S/. 70.000 millones, de los cuales una buena parte está a disposición del gobierno central, para no hablar de las reservas del BCRP.
Esas políticas contracíclicas deben mejorar la infraestructura y la competitividad. Pero hay que ir más lejos, diversificando la base productiva para no depender tanto de las materias primas. Allí se sitúa –entre otros proyectos– el gasoducto sur peruano y el polo petroquímico. Agreguemos uno más: la modernización de la refinería de Talara de Petroperú, que ya tiene toda la ingeniería lista y puede reactivar todo el norte peruano en los próximos 5 años. Volveremos sobre el tema.

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