¿Repitiendo el libreto?

 Por German Alarco Tosoni



El expresidente García presentó un conjunto de iniciativas para impulsar el crecimiento, la educación y la seguridad ciudadana la semana pasada. Frente a esto, inmediatamente los analistas políticos señalaron que se trataba de una cortina de humo para que olvidemos las acusaciones de corrupción a las que está sometido. Otros simplemente comentaron que está pensado para otro momento en que la economía internacional mantenía su dinamismo. Sin embargo, con independencia de estos argumentos, puede resultar interesante conocerlos.
La propuesta tiene solo siete páginas divididas en tres secciones: economía e inversión, educación y seguridad ciudadana. El contenido económico se divide en: generar confianza; medidas para promover exportaciones; relanzar los proyectos de inversión pública donde se presenta un listado del sector transporte, energía, agua y saneamiento e infraestructura agraria; retorno al viejo esquema de aporte voluntario en la minería; e impulsar la inversión privada. En lo educativo alude al magisterio, a los procesos pedagógicos, a la infraestructura e innovación. Las iniciativas de seguridad ciudadana tienen solo seis elementos sin prioridad alguna.

El objetivo de la propuesta en el campo económico es lograr una tasa de crecimiento promedio anual del 8%, con aumento de empleo e ingresos y reducción de la pobreza extrema al 15%. Nada se dice sobre la mejora de la calidad de vida de los peruanos, ni que este proceso sea sostenible en el tiempo, ni que se procure la reducción de las desigualdades. En el documento no hay alusión alguna a la preservación del medio ambiente y lo único que importa respecto a la sociedad es acelerar los procesos y plazos de la ley de consulta previa. Toda la orientación es hacia el exterior, sin referencia alguna a la diversificación productiva, desarrollo de clusters, mercado interno, ciencia-tecnología e innovación. El Estado no cumple rol alguno, salvo facilitar la inversión privada a través de su simplificación, privatizando actividades del SENASA, DIGESA, INIA e ITP.

Asimismo, probablemente como reflejo de su desconfianza a las capacidades del Estado, se insiste en intensificar las obras por impuestos, se prefiere el aporte voluntario de las empresas mineras y a las asociaciones público-privadas como la fórmula salvadora para ejecutar proyectos de inversión. Se presenta un listado de proyectos prioritarios de inversión, sin lógica articuladora alguna. Obviamente, la mejora de la capacidad de planeamiento o la reforma del Estado no aparecen en la agenda. Se sobreentiende que la macroeconomía permanecería sin cambio alguno y se insiste en repetir las otras viejas recetas del pasado, las mismas que explican en gran medida los resultados macroeconómicos y la reconcentración del ingreso que continúa en este gobierno. 

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