Las incertidumbres de la macro hoy.


Por Kurt Burneo




Hace 1 semana el Prof. Blanchard economista jefe del Fondo Monetario Internacional publico una interesante nota “Replanteamiento de la Teoría Macroeconómica”  donde plantea varios temas controversiales  de política macroeconómica. Uno de ellos es el nivel sostenible de deuda.
Veamos. La cuestión surgida post crisis subprime del 2008 es, en qué medida  el estado del arte en la macroeconomía impidió un mayor daño sobre la prosperidad y sobretodo en cuanto hoy estaría posibilitando salir de la crisis a países desarrollados, que es donde se encuentra el epicentro del descalabro. Al respecto, Blanchard refiere 6 temas de incertidumbre respecto los efectos de las prescripciones estándar de  política macro convencional. De la mirada a estos umbrales amplios de incertidumbre macro, se desprenden relevantes preguntas: ¿Las políticas de inyección de liquidez optadas por los bancos centrales con tasa de interés nominal cercana a cero producirán una sostenida recuperación económica o más temprano que tarde generaran  principalmente arbitrajes de monedas y tasas  así como presiones inflacionarias? ¿Las políticas de austeridad fiscal son contraproducentes o ayudan a la recuperación del nivel de actividad económica? Y por si fuera poco a la inexistencia de respuestas categóricas a estas preguntas, se suma una mayor desconfianza cuando referentes empíricos se ven afectados adversamente en su validez. Es el caso del nivel sostenible de deuda.
Blanchard enumera las respuestas convencionales críticas a la elevación del ratio deuda pública/PBI: Afectación adversa a la acumulación de capital, incremento siguiente de impuestos con las distorsiones que ello genera; incremento en la probabilidad de incumplimiento, debiendo los bonos públicos compensar el mayor riesgo con mayores tasas de interés incrementándose a futuro el servicio de deuda y comprometiéndose más la situación fiscal, afectación adversa del riesgo del crédito privado, inversión y consumo. Pero no se queda allí, señala que otro costo es el de los equilibrios múltiples; con ratios elevados de deuda puede haber un equilibrio bueno donde las tasas se mantienen bajas y el malo con tasas altas y cargas de intereses mayores. Tan solo un cambio de actitud de inversores puede ser el paso del equilibrio bueno al malo.  Ciertamente en la acera opuesta, economistas como Krugman critican las políticas de austeridad por el efecto contractivo sobre la demanda y que más bien al dejarlas de lado, vía expansión de esta última y del producto corregirán déficits fiscales, al reducirse por ejemplo cargas fiscales como el seguro de desempleo, con la recuperación del nivel de actividad y empleo. Claro el problema es, si los agentes están convencidos por una eficaz publicidad implantadora como sentido común, que la austeridad fiscal es el remedio, la rigidez en el comportamiento de estos está más que cantada si se deja de lado la austeridad.   Si estos caminos bifurcados generaban incertidumbre, esta se acrecienta cuando evidencia empírica sistematizada que sustentaba la política fiscal convencional, es puesta en cuestión. Por ejemplo economistas como Reinhart y Rogoff planteaban que cuando la tasa de endeudamiento público pasara el 90%, el crecimiento del producto iría en caída libre (negativo). El caso es que 3 economistas de la Universidad  de Massachusetts Herdorn,Ash y Pollin encontraron con la misma data que por encima de un ratio de endeudamiento del 90%  no se contraía el producto sino solo se producía una caída media del 1% del crecimiento del producto bruto interno (no es lo mismo crecer a menor velocidad que una contracción del nivel de actividad), de esta forma los defensores de la austeridad se quedaron colgados de la brocha en cuanto  a evidencia empírica sustentatoria, y así el umbral para la incertidumbre  sobre las prescripciones macroeconómicas se ha hecho más grande. Menudo reto por delante.

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