La pobreza multidimensional del Perú


Por Oswaldo de Rivero



En el mundo hay dos concepciones para medir la pobreza. LA PRIMERA es la “pobreza monetaria” un método tradicional no muy veraz, porque es unidimensional, ya que solo toma en cuenta los ingresos con que cuenta la gente. La segunda es la “pobreza multidimensional”, un método creado por la Universidad de Oxford y el PNUD, que es hoy la forma más certera para medirla ya que toma en cuenta múltiples componentes de las privaciones humanas al nivel individual, familiar y grupal.
En el Perú seguimos con el método monetario del INEI, un método insuficiente que ahora nos anuncia que la pobreza ha bajado al 28,5%, sin tener para nada en cuenta las intensas privaciones humanas recientemente publicadas en el Índice de Pobreza Multidimensional del Informe de Desarrollo Humano 2013, donde el Perú está incluido entre los 58 países con mayor pobreza multidimensional debido a que los peruanos sufren múltiples e intensas privaciones por falta de acceso a la salud, la Educación, el agua, la electricidad, los combustibles para cocinar, los servicios higiénicos, la vivienda y los bienes domésticos básicos.

Según este índice, el Perú tiene al 15,7% de su población en pobreza multidimensional, al 42% con intensas privaciones y al 31,3% bajo la línea nacional de pobreza. Además de nuestro país, solo figuran otros tres países sudamericanos: Bolivia con el 20,5% de su población en pobreza multidimensional, el 43,7% con intensas privaciones y el 60% bajo la línea nacional de pobreza, seguida por Colombia con 5.5% de pobreza multidimensional, 40,9% con intensas privaciones y 37% bajo la línea de pobreza nacional y Guyana con 7,7% y 39,2% de pobreza multidimensional e intensas privaciones, sin datos sobre su pobreza nacional.

Esta nueva percepción de la pobreza hace más visible la exclusión social, y si el propósito es combatirla, es necesario entonces cambiar el método tradicional de medir la pobreza como ya lo han hecho países europeos, también lo va hacer Chile y comienza hacerlo el PNUD para mitigar su Índice de Desarrollo Humano, donde el Perú y otro países figura con “desarrollo humano alto,” algo dudoso desde el punto de vista de la pobreza multidimensional.

También la medición multidimensional de la pobreza sirve para desbancar mitos. Por ejemplo, en el Perú más del 90% de los peruanos tiene teléfonos celulares, esto es tomado con frecuencia como un símbolo de ingreso en el primer mundo. Sin embargo, cuando se coteja que hay menos retretes que celulares y que más de un 20% de los peruanos hace sus necesidades a la intemperie, uno se da cuenta que esta privación higiénica elemental, es un indicador determinante de intensa destitución, por más celulares que existan.

Es posible que a los gobiernos no les guste cambiar el cálculo monetario porque éste disfraza la destitución humana y eso conviene políticamente.

Si no lo hace este gobierno, lo cual es casi seguro, entonces este método multidimensional para medir la pobreza podría ser adoptado por algunas Universidades del Perú que tengan facultades de estudios económicos y sociales de calidad. Por ejemplo, la Católica o la del Pacífico o cualquier otra Universidad con esa calidad podrían comenzar a medir la pobreza con el método multidimensional.

Para ello podrían contactar a la Universidad de Oxford y también al PNUD para informarse sobre los detalles de este nuevo índice de pobreza y así se podría elaborar el primer estudio nacional sobre la pobreza multidimensional del Perú.

Tener un informe nacional sobre la pobreza multidimensional de país es indispensable para calmar el desmesurado entusiasmo del INEI, y de los gobiernos de turno, frente a una insuficiente medición monetaria de la pobreza que no nos dice nada sobre la intensas privaciones que sufren una gran mayoría de peruanos.

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