¿Gran Transformación?

 Por German Alarco Tosoni



La decisión del gobierno de adquirir algunos de los activos de Repsol fue desafortunada. Había algunos elementos positivos asociados a sinergias operativas, logísticas y comerciales con la empresa petrolera estatal, pero sus costos eran superiores a los de otras alternativas en juego, se asumían pasivos en firme y contingentes excesivos, entre otros elementos. Sin embargo, llamó la atención la desaforada reacción de los representantes de algunos de los gremios empresariales y de sus voceros mediáticos. El gobierno ha cometido el grave error de darles la excusa perfecta para que ahora afirmen que la desaceleración en el crecimiento económico es culpa del viraje hacia el programa de la “Gran Transformación”. Nada más falso, el asunto de Repsol no implicaba viraje estratégico alguno, los sucesos mencionados fueron posteriores al inicio de la desaceleración económica y el gobierno ni siquiera cumple plenamente con los contenidos señalados en la mal denominada “Hoja de Ruta”.
Un primer error es atribuirle a la “Hoja de Ruta” una visión integradora. El documento formalmente se titula Lineamientos centrales de política económica y social para un gobierno de concertación nacional. Nada se dice de políticas sectoriales específicas, política exterior, política cultural, política de defensa, entre otras. En segundo lugar, este se encuentra vinculado al documento de la Gran Transformación cuando en su primera oración se señala que establece que la transformación que el país requiere se hará de manera gradual y persistente.

Efectivamente, si se revisa algunas de sus secciones aparecerán muchas de las políticas sociales en curso: Cuna más, Pensión 65, Beca 18, Samu, el aumento al salario mínimo a S/. 750 mensuales, entre otras. Sin embargo, al confrontar estas propuestas con la realidad se observan diferencias y pendientes. El programa de Pensión 65 se diseñó para un alcance mayor y no como un programa contra la pobreza extrema. Se ha logrado el salario mínimo anotado, pero no se creó la institucionalidad para su ajuste continuo de acuerdo con el costo de la canasta de consumo y productividad.

En el capítulo macroeconómico no se ha avanzado en la mejora de la distribución de la riqueza, en el desarrollo de mercados internos, en la expansión de exportaciones con mayor procesamiento y contenido tecnológico. No hay avance alguno en el apoyo a la competitividad, a la mejora de las cadenas y conglomerados productivos. En términos de políticas específicas no hemos avanzado en la despetrolización de la matriz energética. Tampoco se han fortalecido los mecanismos de defensa de la libre competencia, los organismos reguladores sectoriales, ni descentralizado el sistema de inversión pública (SNIP), entre muchos temas. Este recordatorio debe ser útil para que se calmen los quejosos y que el gobierno cumpla con lo ofrecido.

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