¿Camino al enfriamiento económico?


Por Félix Jiménez



Los datos indican la presencia de un sostenido proceso de enfriamiento de la economía. Las razones son conocidas: el estancamiento de las economías de Europa y Estados Unidos, la desaceleración del crecimiento de la China, y la consecuente reducción de los precios de los minerales. Con el neoliberalismo nuestra economía se hizo más vulnerable y dependiente de factores externos; por lo tanto, no podía estar al margen de los efectos de la crisis internacional actual.

El fin del alto crecimiento 

Velarde y Castilla cometen un grave error cuando dicen que para impulsar y sostener el crecimiento económico es indispensable restablecer la confianza del empresariado y eliminar las trabas administrativas que afectan a la inversión privada. Quizás lo que le están diciendo al Presidente Humala es que debe hacer más concesiones a la derecha extractivista, como: saltarse la ley de la consulta previa, privatizar PetroPerú, derogar la ley de Protección y Defensa del Consumidor, no insistir en la ley de Promoción de la Alimentación saludable, olvidarse de los derechos laborales, no pensar más en el salario mínimo, dejar al sector privado todo el proyecto petroquímico en el sur, abandonar UNASUR y declararse abanderado de la Alianza Asia Pacífico, declarar para El Comercio que ya no le importa la CAN, y, en fin, jurar que ahora es un convencido de la subsidiariedad del Estado y de la necesidad de su achicamiento.

Lo que la realidad indica sobre el crecimiento es otra cosa y no una falta de confianza ni trabas a la inversión. Los empresarios saben que los impulsos al crecimiento provenían de la expansión de los mercados externos y de los altos precios de las materias primas. Y, saben también, que después de lo ocurrido en el 2008-2009 ahora ya no es posible crecer a las tasas que se registraron en los años 2005 a 2008.

Lo que acabamos de decir puede observarse en el gráfico de las tasas de crecimiento del PBI mensual desestacionalizado, del período que va de enero-2005 a marzo-2013. Hay una tendencia claramente ascendente del crecimiento que termina en junio de 2008. Después de este mes y debido a la crisis externa que empieza el segundo semestre de ese año, el crecimiento cae hasta situarse por debajo de cero en junio de 2009. Es verdad que luego se recupera hasta alcanzar en junio de 2010 una tasa de similar magnitud a la que se registró en febrero de 2008, pero en los meses siguientes se registra un proceso de desaceleración del crecimiento que es imposible pronosticar su pronta reversión.

Ante este escenario, un shock de confianza mediante un nuevo «arrinconamiento» al Presidente Humala por parte de la derecha neoliberal, será inútil. La estabilidad del gobierno de Humala dependerá de lo que hagan Velarde y Castilla, los dos gonfalonieros del neoliberalismo.




 Debilidades y composición del crecimiento

El impulso al crecimiento económico de los últimos años provino de los altos precios de los minerales y estuvo liderado por los sectores no transables de comercio, servicios y construcción. Estos sectores, junto a las exportaciones tradicionales, crecieron a tasas superiores a la del PBI. La manufactura y la agricultura perdieron participación en la generación de empleo y del PBI. Así, la economía creció a tasas altas fomentando el «rentismo» y el extractivismo en los grupos de poder económico y político. Estos grupos, de ideología de derecha neoliberal, son los que consolidaron su hegemonía durante los años de período de alto crecimiento.

Lo que ha ocurrido con la composición del crecimiento económico durante el mes de marzo pasado revela sus debilidades. La tasa de 3.0% de crecimiento del PBI tiene su origen en la reducción espectacular de la tasa de crecimiento de la construcción, de 14.3% en el mes de febrero a 3.8% en el mes de marzo. Asimismo, disminuyeron las tasas de crecimiento de los sectores comercio (5.6% a 4.0%) y de otros servicios (de 5.9% a 4.9%). Estos tres sectores explican el 70.5% del PBI y emplean el 59% de los trabajadores. También disminuyó la tasa de crecimiento de la agricultura (de 6.5% a 5.8%). Finalmente, la producción manufacturera se redujo en 3.6%. Por otro lado, hay que mencionar que en los meses de enero-febrero de este año las importaciones crecieron 12.5% respecto a similar período de 2012, mientras las exportaciones se redujeron en 18.0%.

El fin del alto crecimiento ocurre en una economía que es más vulnerable a factores externos, menos industrial, más productora de servicios de baja productividad, básicamente exportadora de minerales y, ciertamente, más dependiente de importaciones. El carácter primario exportador del estilo de crecimiento y la apreciación sistemática de la moneda nacional, dados los tratados de libre comercio y las drásticas reducciones arancelarias, dieron lugar a un crecimiento espectacular de las importaciones. En 1975, cuando se hablaba de una industria adicta a importaciones, estas constituían el 62.6% del total de la producción manufacturera; en 1997 este porcentaje aumentó a 92.3% y en el año 2011 subió el 150.1%. En la actualidad estamos importando un equivalente a 102.1% de la producción manufacturera y agropecuaria en conjunto.

A modo de conclusiónDe acuerdo con la información anterior, basar el crecimiento en la demanda interna para enfrentar lo que sin duda será un largo estancamiento de la economía internacional, corre el riesgo de volver a encontrar su límite en una crisis de balanza de pagos.

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