Pesca ilegal


 Por Pedro Francke


Las cifras son de terror. El 2012 se produjeron 846 mil toneladas de harina de pescado, pero se exportaron 1 millón 320 mil. ¡473 mil toneladas más! ¿Cómo se puede exportar lo que no se ha producido? De ninguna manera, claro, lo que sucede es que las empresas reportan menos producción de la real, para mantenerse dentro de los límites de captura existentes.
Las 473 mil toneladas “perdidas” equivalen a unos diez mil grandes camiones llenos, que simplemente “se les pasaron” a nuestras autoridades. ¿Se trata de pequeñas empresas, informales, difíciles de fiscalizar? No, las grandes empresas asociadas en la Sociedad Nacional de Pesquería, apenas una decena, responden por el 90% de las exportaciones, que suma 2,300 millones de dólares, no es moco de pavo.

IDL-Reporteros hizo una investigación unos meses atrás, y encontró que las grandes empresas habían subreportado pesca por más de 100 millones de dólares.

Mientras crece la exportación de harina por parte de grandes empresas, el pescado en la mesa popular se hace más difícil de conseguir y sube de precio. Una de las principales razones es que las grandes empresas de pesca tramposamente se meten a sacar pescado para harina en las zonas cercanas a la costa, arrasando de paso con todas nuestras ricas especies que sustentan ceviches, sudados, y escabeches.

Apenas 2 por ciento de la pesca de anchoveta es realizada para que se destine al consumo humano. Pero a pesar de ese ínfimo porcentaje, cuatro quintas partes de esa anchoveta que se supone es para consumo humano, termina en las fábricas harineras. La anchoveta que termina en la mesa popular es solo el 0,4 por ciento.

Las grandes fábricas harineras, además, operan prácticamente sin controles ambientales, contaminando el aire –basta estar cerca para percibir el olor , y también el mar, pobre bahía de Chimbote–.

¿Qué hace el Estado frente a esto? El Estado noruego ha comprado una de las principales empresas del rubro. El estado peruano apenas si intenta débilmente defender un poco a la pesca artesanal, lo que viene siendo resistido por pesados lobbies. En cuanto a políticas ambientales y de mejor distribución de la renta pesquera: cero.

Es hora de enfrentar en serio el extractivismo pesquero, priorizando la alimentación popular, poniendo impuestos especiales y resguardando el ambiente.

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