¿Qué hacemos con la pequeña agricultura?

 Por Carlos Monge Salgado


Ya circulan los resultados preliminares del reciente Censo Nacional Agrario (CENAGRO 2012). Un resultado fundamental es que se ha incrementado de manera significativa el número de unidades agropecuarias pequeñas, pues en comparación con el CENAGRO 2009, ahora habría casi 500 mil nuevas unidades agropecuarias en el país, y la gran mayoría pequeñas. (Información y análisis en www.cepes.org.pe).
Ya sabíamos por censos anteriores que la pequeña propiedad era la forma dominante de la propiedad agraria en el Perú, pues la mayoría de la tierra expropiada por la Reforma Agraria de los ‘70 a los hacendados de costa y sierra terminó en manos de pequeños propietarios parcelarios o comuneros. En las últimas propiedades se han fragmentado por herencia en costa y sierra y se ha expandido la frontera agrícola de las pequeñas propiedades en la selva por migración de poblaciones rurales pobres andinas. Puede haber también procesos de elevación de la frontera agrícola de pequeñas parcelas hacia zonas andinas más altas por efecto del cambio climático (temperaturas más altas y retroceso de glaciales) y alguna expansión de la frontera agrícola en pequeñas propiedades en la costa.

En contraste, se ha producido al mismo tiempo un proceso de reconcentración de tierras en manos de grandes grupos empresariales –sobre todo en la costa peruana- por ampliación de frontera agrícola a cargo del Estado, compra y venta de propiedades medianas y grandes, y privatización de las cooperativas agrarias, sobre todo en Lambayeque y La Libertad.

Ahora bien, hay que resaltar que en este contraste entre fragmentación de un lado y concentración del otro, la ausencia o presencia del Estado es un dato fundamental. No se trata de procesos “naturales” que ocurren en el aire, sino de procesos económicos y sociales que son estimulados o no por la existencia o ausencia de políticas públicas.

Por ejemplo, la expansión de las pequeñas propiedades en la ceja de selva y selva –incluidos los cultivos de coca- es resultado directo de la migración por pobreza de poblaciones sin alternativas de uso rentable de sus parcelas en sierra. De otro lado, la reconcentración de tierras en la costa no se explica sin políticas públicas que la favorecen: privatizar las cooperativas azucareras en manos de grandes corporaciones; subvencionar la venta de tierras resultante de irrigaciones a grandes propietarios como en Olmos, Lambayeque; facilitar los permisos de aguas a medianos y grandes para ampliar frontera agrícola en zonas de eriazos como en Villacurí en Ica.

¿Qué hará el Gobierno del Presidente Humala frente a los resultados del CENAGRO 2012? ¿Más de lo mismo? Hasta ahora, vemos continuidad pues es bajo este gobierno que se permitió que las tierras de Olmos, subsidiadas al 50% con el dinero de todos los contribuyentes, terminasen en manos de unos cuantos grandes compradores. Ojalá que la publicación de los resultados del CENAGRO 2012 ayude a entender la magnitud del problema y estimule al gobierno a pensar en políticas públicas diferentes. Una pequeña agricultura serrana rentable sería la salida estructural a la pobreza rural.

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