Otra vez la trampa de las reservas

 Por Carlos Alonso Bedoya


Muchos analistas han celebrado que el Perú haya terminado el 2012 con 63 mil 991 millones de dólares de reservas internacionales. Lo que en su mirada nos hace menos vulnerables frente a la crisis de las economías desarrolladas.
A nivel regional, el Perú ocupa el segundo lugar en nivel de reservas respecto del PBI con un 32%. Muy por encima de sus socios de la Alianza del Pacífico: Chile (15%), México (14%) y Colombia (8%).

Solo nos gana Bolivia con casi 50% de su PBI como reservas internacionales. Muchos propagandistas del modelo de los TLC y la echada ante la inversión extranjera, esconden este último dato, porque los Bolivianos tienen más reservas que nadie respecto de su producción por estos lares, y a ellos no les tiembla la mano para nacionalizar, salirse del CIADI, denunciar Tratados de Protección de Inversiones y repudiar TLCs.

Pero al margen de quién tiene más plata para equilibrar la balanza de pagos o intervenir en el tipo de cambio, ¿acumular tantas reservas es bueno para el Perú, con tantos déficits que cubrir y donde millones viven en crisis hace décadas?

El Perú tiene demasiadas reservas, lo que le origina altos costos (de oportunidad y financieros) que deben calcularse.

La mayor parte de reservas internacionales que tiene a su cargo el BCRP, están invertidas en valores de corto y largo plazo (49 mil 118 millones de dólares), la mayoría emitidos por el Tesoro de los Estados Unidos, que se da el lujo de pagarnos casi 0% de interés, porque por una convención del sistema (hoy en crisis) esos papeles tienen la calificación AAA.

En cambio, en oro (cuyo precio ha subido sostenidamente) solo tenemos el equivalente a 1 mil 675 millones de dólares. Ni el 5% de la posición de cambio de nuestras reservas.

Asimismo, de los 63 mil 991 millones de dólares de reservas, solo le pertenecen al estado peruano 46 mil 63 millones (posición de cambio), pues el resto (17 mil 928 millones) son obligaciones de corto plazo con residentes, en donde están los encajes bancarios por ejemplo. O sea plata de privados.

De lo nuestro, el 65% está nominado en dólares, con todo el costo financiero que ocasiona su volatilidad. Basta decir que en los últimos 10 años esa moneda se ha depreciado en casi 30% respecto al sol.

¿Qué hace casi toda nuestra plata de reserva en bonos del tesoro gringo y en dólares?

La gestión de las reservas podría incluir financiar proyectos rentables en el Perú, y servir al mismo tiempo de aporte para una nueva arquitectura financiera regional con fondos de estabilización monetaria, fondos para bonos, etc. en América del Sur, en lugar de contribuir a cubrir el déficit norteamericano.

Eso de festejar en automático el alto nivel de las reservas porque sí, y encima enseñarles a los estudiantes de economía en el país que lo hagan, es patético. En países como Argentina hace rato entraron al debate y ya hay propuestas como las que dicen que el nivel óptimo de reservas es de solo el 10% del PBI para atender a las crisis externas. El resto origina más costos que beneficios.

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