Las debilidades del actual crecimiento económico peruano
Por Félix Jiménez
La última década de crecimiento económico corresponde, dicen algunos analistas, al mejor período de la historia moderna del país. La tasa de crecimiento del PBI y la estabilidad macroeconómica se exhiben como las características fundamentales de este período supuestamente inmejorable. Consecuentemente, la recomendación de estos analistas es que hay que «seguir haciendo lo que se está haciendo a nivel macro», invertir en educación y cuidar el contexto externo para enfrentar sus efectos de manera eficiente y oportuna. Su poca formación en temas de desarrollo les hace confundir crecimiento con desarrollo y desigualdad con impuestos regresivos
La última década de crecimiento económico corresponde, dicen algunos analistas, al mejor período de la historia moderna del país. La tasa de crecimiento del PBI y la estabilidad macroeconómica se exhiben como las características fundamentales de este período supuestamente inmejorable. Consecuentemente, la recomendación de estos analistas es que hay que «seguir haciendo lo que se está haciendo a nivel macro», invertir en educación y cuidar el contexto externo para enfrentar sus efectos de manera eficiente y oportuna. Su poca formación en temas de desarrollo les hace confundir crecimiento con desarrollo y desigualdad con impuestos regresivos
La economía es más vulnerable a shocks
externos adversos
No se puede afirmar que el crecimiento
económico de la última década sea la expresión de una economía con una
estructura productiva sólida, es decir, de una economía cuyo funcionamiento es
relativamente autónomo respecto de las fluctuaciones de la economía
internacional.
Nuestra hipótesis es que la economía
peruana de los últimos veinte años es más vulnerable a los shocks externos
adversos que la economía peruana de los años sesenta del siglo pasado. Dos son
las razones. En primer lugar, el liderazgo del crecimiento económico del
período neoliberal no lo tiene el sector manufacturero; y, en segundo lugar, la
economía actual está más penetrada por importaciones. Estos dos fenómenos se
dan en una economía que mantiene su vector de exportaciones especializado o
poco diversificado, debido al predominio de las exportaciones primarias o
tradicionales.
Características del crecimiento de los
períodos 1959-1967 y 2003-2011
De 1959 a 1967 la economía peruana creció a
la tasa de 7.2% promedio anual. Este
crecimiento fue impulsado por el sector manufacturero que se expandió, en el
mismo período, a la tasa de 7.8% promedio anual. Durante el período 2003-2011
las tasas de crecimiento son menores. El PBI crece a la tasa promedio anual fue
de 6.8%, mientras que la producción manufacturera lo hace a la tasa de
6.6%. Por lo tanto, se puede decir que
en términos de tasas de crecimiento, no estamos en el mejor período de la
historia moderna del país.
Durante los años 1959-1967 las
exportaciones de bienes y servicios crecen, en términos reales, a una tasa
promedio anual de 8.6%, mientras que en el período 2003-2011 lo hacen a la tasa
de 6.4%. En ambos períodos las importaciones crecen más rápido, pero la gran
diferencia es que en el primero la economía se está industrializando,
sustituyendo importaciones. Se trata de un período donde el sector
manufacturero está liderando el crecimiento y, por lo tanto, acrecentando su
participación en la producción total. Ello no obstante, las importaciones
totales del período representan el 80% de la producción manufacturera total.
La situación es totalmente distinta en el
período 2003-2011. La industria crece a una tasa menor que la del PBI; por lo tanto,
pierde liderazgo y peso en la producción total país. Y, lo que es peor, las importaciones totales
superan a la producción manufacturera en 34.1%. En otras palabras, la economía
peruana del período neoliberal está produciendo bienes manufacturados que solo
representan el 74.5% de las importaciones totales. La tendencia a producir bienes manufacturados
en montos cada vez menores a los que importamos corresponde a todo el período
neoliberal, de 1990 a la fecha. Hemos pasado de una economía con una propensión
a importar de 13.7% en el período 1959-1967 a una economía con una propensión a
importar de 20.3% en el período 2003-2011.
El crecimiento es de baja productividad
¿Qué sectores impulsan el crecimiento actual? De acuerdo
con información del INEI la tasa de crecimiento del PBI de enero a noviembre de
2012 fue de 6.37%. Los sectores de servicios y de producción de no transables
explican el 78.6% de este crecimiento. Es decir, el liderazgo del crecimiento
lo tienen los sectores Construcción, Comercio, Resto de Otros Servicios,
Derechos de Importación e impuestos (¡), Transporte y Comunicaciones, Servicios
Prestados a Empresas, y Restaurantes y Hoteles. Como se sabe, el grueso de la
PEA ocupada de baja calificación y productividad se encuentra es estos
sectores. Este no fue el caso del crecimiento correspondiente al período
1959-1967.
Es claro entonces que el período de crecimiento actual no
es el mejor de la historia. El empleo es temporal y con alta rotación en los
sectores de servicios. Los empleos son por lo tanto precarios y con bajos
niveles de sueldos y salarios. Pero como
se trata de un crecimiento altamente dependiente de importaciones, los empleos
no tienen horizontes de estabilidad prolongados y menos ingresos adecuados. Por
lo demás, los inversionistas privados saben que el boom de precios de los
metales no puede ser permanente. Más temprano que tarde reaparecerá el límite
al crecimiento por el lado del sector externo de la economía. El neoliberalismo
está reeditando las crisis cíclicas de la balanza de pagos, pero en peores
condiciones.
A
modo de conclusión
Los neoliberales criollos creen que lo que
ocurre con el tipo de cambio depende «esencialmente de lo que pasa afuera»; y, creen
que la desigualdad se resuelve con impuestos más progresivos y con más gasto en
educación. Lo que el país requiere es un
nuevo modelo de crecimiento basado en la reindustrialización y en el desarrollo
del agro. Esto significa, entre otras cosas, desarrollar mercados internos,
mantener un tipo de cambio estable y competitivo, y controlar eficientemente el
influjo de capitales.
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