TLC, integración regional y alternativas al extractivismo

 Por Pedro Francke


“El gran continuismo” del actual gobierno profundiza el modelo primario-exportador, que gracias a precios internacionales del oro, cobre y otros metales excepcionalmente altos, tiene un crecimiento económico alto pero muy vulnerable. Cuando caigan los precios internacionales, la economía peruana (que salvo el sector agroexportador casi no ha cambiado su estructura desde 40 años atrás), enfrentará un gran riesgo de venirse abajo.
La política neoliberal, que sustenta este modelo extractivista, tiene como uno de sus componentes centrales los Tratados de Libre Comercio, que restan competitividad a la industria y otorgan derechos especiales a las trasnacionales que vienen a llevarse nuestros metales.

Los Tratados de Libre Comercio, sin embargo, han permitido que se reduzcan los aranceles (China) y otras barreras no arancelarias (Estados Unidos) para nuestras agroexportaciones, que son en la actualidad el principal sector exportador en crecimiento distinto de la minería, aunque en el valle de Ica con un problema de sostenibilidad por sobreexplotación del agua.

Por otro lado, la industrialización, como alternativa del extractivismo, tiene como uno de sus sustentos importantes el comercio regional, ya que el principal destino de exportación de nuestros productos industriales son los mercados latinoamericanos, a diferencia de los productos primarios. La cercanía de los mercados y la mayor facilidad de conectarse con sus consumidores y empresas, hacen que los acuerdos regionales de comercio (CAN, MERCOSUR, etc) sean particularmente importantes en estrategias de industrialización.

El desarrollo de infraestructura vial para conectar a los países de la región, como las carreteras y vías interoceánicas, si bien facilitan el comercio regional, favorecen más a la industria de países de mayor desarrollo, como Brasil y Argentina. Por otro lado, estas vías facilitan la exportación de materias primas, siendo particularmente críticos los efectos que pueden tener sobre la explotación maderera y el bosque amazónico, reforzando el extractivismo con muy serios daños ambientales. Hay que tener cuidado.

Pero existe otra vía alternativa al extractivismo, distinta a la industrialización: la generación de bienes y servicios de mayor valor agregado basados en nuestra biodiversidad. Si bien estos productos se orientan fundamentalmente hacia mercados no regionales, las potencialidades existentes de biocomercio podrían aprovecharse mejor si tuviéramos políticas de investigación e innovación en cooperación con otros países de la región, en particular con aquellos con los que compartimos los andes y la amazonia.

En suma, para promover un desarrollo post-extractivista, la estrategia comercial peruana debiera orientarse prioritariamente a ampliar mercados externos para nuestros productos agropecuarios, a promover acuerdos regionales orientados a generar mercados comunes para la industrialización bajo condiciones de equidad, y a promover iniciativas conjuntas de desarrollo de nuevos productos basados en nuestra biodiversidad.

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