Capacidad de gasto y descentralización del Presupuesto Público

 Por Carlos Monge


La evaluación de la capacidad de gasto del sector público se centra en el gasto de inversión, pues el gasto corriente está compuesto por los sueldos y salarios y otros gastos permanentes que se hacen regularmente mes a mes.
Un reciente informe del Grupo Propuesta Ciudadana indica que hasta noviembre del presente año 2012, el sector público peruano ha mostrado una baja capacidad de gasto de sus recursos de inversión, pues hasta fines de ese mes había logrado gastar solamente 52.9% de los recursos asignados a este rubro.

Ahora bien, cuando se mira la capacidad de gasto por niveles de gobierno, encontramos que este año esta ha sido bastante pareja, con el GN gastando 52.1% de sus recursos de inversión, mientras que los GLs lograron gastar algo menos (51.5%) y los GRs gastando bastante más (57.2%). En términos de tendencia, el GN bajó significativamente su capacidad de gasto en relación con el 2011, mientras que los GRs y GLs mejoraron la suya.

Y, en una perspectiva más amplia, desde que se inició la descentralización en el año 2003 cuando se instalaron los GRs y se aumentaron las competencias de los GLs, la tendencia ha sido que –con alzas y bajas- el GN mantiene su capacidad de gasto mientras que los GRs y GLs aumentan la suya. En el caso de los GRs, por ejemplo, entre el 2008 y el 2011 ya esa capacidad de gastar recursos de inversión había aumentado en 76%, mientras que algo equivalente sucede en el caso de los GLs.

Estas cifras contrastan con la campaña de los medios y del propio gobierno central que acusan permanentemente a los gobiernos subnacionales de no tener capacidad de gasto, buscando así justificar diversas medidas que apuntan a frenar y eventualmente revertir el proceso de descentralización presupuestal y recortar desde el Ministerio de Economía y Finanzas la autonomía de gestión presupuestal de los gobiernos regionales y locales.

No hay pues evidencias sólidas de que los gobiernos subnacionales sean en general menos capaces que el nacional en la ejecución de los recursos de inversión a su cargo, por lo que la campaña para re-centralizar el presupuesto y recortar la autonomía de gestión de los gobiernos regionales y locales, carece de fundamento técnico y debe ser entendida como campaña básicamente política.

Esto no quiere decir, por supuesto, que no haya problemas en el gasto subnacional. Ciertamente hay ejemplos de gastos absurdos, injustificables, en áreas de extrema pobreza y plagadas de carencias. De la misma manera, con certeza habrá muchos casos de corrupción. Asimismo –esto ya ha sido mencionado en esta columna-, está pendiente avanzar en la descentralización fiscal, para que la asignación de recursos de inversión a los gobiernos subnacionales sea previsible y basada en criterios consensuados entre todos los sectores. Pero nada de esto le da autoridad al gobierno nacional de acusar de incapaces a gobiernos subnacionales que en términos generales están mostrando igual o mayor capacidad de gasto que los ministerios nacionales. Avanzar en la descentralización fiscal con eficiencia y transparencia, sigue siendo la gran apuesta.

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