La industrialización de Humala

 Por Carlos Alonso Bedoya


“El gran reto de América Latina y particularmente del Perú es la industrialización”, fue uno de los mensajes clave que Ollanta Humala trasmitió en su reciente visita a España y Portugal con ocasión de la Cumbre Iberoamericana. Habló de diversificación productiva y de un proceso profundo para crear industrias.
Pero si eso es lo que quiere hacer el mandatario, no entiendo por qué su gestión continúa la política de libre comercio establecida, totalmente contraria a la industrialización.

Es contradictorio decir que el reto es industrializarse, y al mismo tiempo profundizar la apertura comercial negociando un mega TLC como el del Acuerdo de Asociación Transpacifico (TPP), o apostar con todo a la Alianza del Pacífico que no es otra cosa que la armonización de los TLC que el Perú, México, Chile y Colombia tienen entre sí y con todo el litoral occidental del hemisferio americano (a excepción de Ecuador), resucitando en la práctica un ALCA sin Mercosur.

¿Cómo es que el presidente compatibiliza el paradigma de la ventaja comparativa (que es lo que está detrás de los TLC y en general de la apuesta peruana de los últimos 20 años por la demanda externa como motor de la economía) con diversificación productiva o industrialización?

Si en verdad quiere industrializar al país, será útil que el presidente revise la experiencia del monarca inglés Enrique VII a finales del siglo XV.

El rey se dio cuenta que Inglaterra perdía mucho exportando lana e importando chompas y demás tejidos de países como Italia y Holanda. Entonces, en lo que podemos llamar como LA PRIMERA política industrializadora del país que siglos más tarde fuera escenario de la revolución industrial, el monarca puso retenciones a las exportaciones de su materia prima, elevó los aranceles y dio incentivos a la producción de tejidos y prendas.

El resultado fue una industria pujante de Inglaterra, que una vez en desarrollo requería políticas completamente contrarias a las que le dieron vida. Para seguir impulsándola se necesitaba el acceso a más mercados. De ahí que a principios del siglo XIX saliera el economista inglés David Ricardo a impulsar el comercio internacional con su famosa teoría de la ventaja comparativa, que señala que si un país es bueno produciendo algo, lo siga haciendo, así sean solo minerales como es el caso peruano. Eso era a negar la industrialización a los demás países, favoreciendo solo a quien ya la tenía.

La economía peruana se ha saltado esa lógica. Sin industria, abrimos totalmente nuestro mercado con las políticas neoliberales. Y ahora que caigan los precios de las materias primas, nuevamente pasaremos del boom al declive, como tantas veces.

Si el presidente habla en serio, tendría que empezar por cambiar la política de comercio exterior; denunciar TLC y Tratados de Protección de Inversiones; salirse de la Alianza del Pacifico y del TPP; proteger los sectores que quiera industrializar; adecuar la política monetaria y de divisas; etc. El resto es puro floro.

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