¿Al borde del abismo?

Por German Alarco Tosoni


Esta semana nos salvamos de una catástrofe económica. Esto es lo que hubiera ocurrido si el partido republicano vencía al Demócrata en las elecciones presidenciales de los EE.UU. La plataforma económica de Romney y Ryan incluía muchas perlas, tales como la reducción del impuesto a la renta de las empresas del 35% al 25%, eliminar los impuestos a las herencias, mantener los recortes a los impuestos obtenidos en la administración Bush, revocar las mejoras al sistema de salud de Obama que ampliaban las coberturas y establecían mayores exigencias a las compañías de Seguros privadas. La lista era larga, incluyendo la revocación de las recientes normas de regulación al sistema financiero, enmendar la norma Sarbanes-Oxley que se creó a partir de los fraudes de Enron y Arthur Andersen, acotar el gasto de las agencias reguladoras, flexibilizar la normatividad ambiental, entre otras.
La fórmula republicana era perfecta para agravar la crisis económica y reconcentrar el ingreso. En tiempos de poca demanda la receta estándar es compensarla con la mayor actividad del Estado. La desregulación, que fue el detonante de la crisis actual, era una pieza clave del programa. La reducción de impuestos limita las posibilidades de gasto público y en crisis no genera el mejor ambiente para promover la inversión privada. Todas estas medidas afectarían negativamente el mediocre crecimiento norteamericano, que aunado a la recesión Europea y a la desaceleración de China, agravarían la crisis mundial. Lo anterior, sin considerar una mayor probabilidad de guerra contra Irán –o permitir que Israel lo haga-, que impactarían en las economías dependientes del petróleo importado.

Las políticas de Obama tampoco ofrecen una gran esperanza para la economía norteamericana y global. Se cometieron serios errores en el programa de rescate a los bancos y las medidas para relanzar el crecimiento económico fueron modestas. En esta campaña incidió en una serie de temas interesantes como una mayor inversión en las fuentes alternas de energía, mejorar la calidad de la Educación, el apoyo a las pequeñas empresas e industria local, seguir mejorando los sistemas de salud, entre otras, pero insuficientes para hacer frente a la crisis estructural de la economía mundial. Asimismo, en el corto plazo Obama enfrentará el denominado problema del “abismo fiscal” mediante el cual deberá recortar el gasto gubernamental en US$ 500,000 millones en el 2013 (3% del PBI), a menos que llegue a un nuevo acuerdo en el Congreso. La reducción de estos gastos tendría efectos significativos al interior y fuera de EE.UU.

La plataforma económica de los republicanos tiene mucha coincidencia con los Tea Party peruanos. Los neoliberales encabezados por el decano de la prensa nacional deben estar tristes con esta derrota. Ellos coinciden en bajar impuestos y desregular los mercados, a lo que nuestros compatriotas adicionan la flexibilización del mercado de trabajo y la eliminación del salario mínimo. Hay que dar las gracias al pueblo estadounidense.

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