Sunat tolera corrupción pesquera

 Por Juan Rebaza Carpio


Los fraudes tributarios en el sector pesquero, representan miles de millones de dólares, amparados en una sotisficada metodología de evasión, evidente para los rutinarios de la práctica pesquera, pero extrañamente desconocida para la Sunat (Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria).
 La pesca y fabricación de harina, en los diferentes puertos del litoral, sospechosamente son facturados en la capital del país, donde evaden controles simples, y no en las zonas productivas, donde tendrían la condición de principales contribuyentes, y serían fiscalizados por auditores conocedores de un área productiva tan singular.

La llamada “pesca negra” que significa la extracción de especies marinas no declaradas, bordea la descomunal cifra de tres millones de toneladas anualmente, y que valorizadas en US$ 300 por tonelada, suman valores exuberantes. Las cantidades de pescado no reportadas, representan una 600 mil toneladas de harina, cuyos precios internacionales superan los US$ 1,500.00 por tonelada, también perdidos por el erario nacional. Si además tenemos en cuenta, que la pesca y la exportación de harina, no aportan impuestos significativos, pues no alcanzan siquiera el 1% de sus ingresos; nos preguntamos si se justifican la destrucción de la pesca artesanal y el hambre de la población, para beneficiar a una élite empresarial industrial, que además de explotar a los pescadores, y mantener empobrecidos los puertos pesqueros, se han apropiado de nuestros recursos pesqueros, con la ley Nº 1084, emitida en forma abusiva y prepotente.

El lavado de dinero y camuflaje de millones de dólares, depositados en paraísos fiscales, tampoco están ausentes en el sector pesquero, pero permanecen ajenos al conocimiento y control de la SUNAT; la cual incrementa los sueldos de sus principales autoridades, pero sin acrecentar la moralización y captación tributaria. El caso de “Corporación Pesquera 1313” S.A. (Ex Pesca Perú Chimbote Norte S.A.), y su cuestionado representante, Samuel Chumbes Perfecto, comentado hace dos semanas en esta columna, representa ya un caso emblemático de la corrupción pesquera. Posesionario irregular de una fábrica adquirida por Pesquera Robles S.A., en una subasta pública, Samuel Chumbes, debe ser investigado por la apropiación de un activo que no le corresponde, y sobre sus cómplices que lo acompañaron en la festinación de trámites y falsificación documentaria. Pero la desviación y ocultamiento, de diferencia millonarias en las exportaciones de harina de pescado, y su posterior depósitos en la Cuenta Nº 1002508 del Atlantic Security Bank GC, del Gran Cayman, y que luego fueron transferidos a la Cuenta Nº 1023613 del Banco de Crédito de Panamá, a nombre de Chumbes Perfecto, representan flagrantes y escandalosos delitos.

La orquestación de lavados de dinero y activos, además de las iniciativas de los propios empresarios propietarios, requieren la participación forzada de técnicos y profesionales, para las orientaciones y tramitaciones necesarias, muchos de los cuales estarían en condiciones de denunciar las irregularidades, si tuvieran las garantías de seguridad personales, para contribuir en la erradicación de la corruptela empresarial. Inclusive el personal técnico de la SUNAT en los puertos pesqueros, cuenta con información y evidencias valiosas de delitos, que no son aprovechadas.

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