Indefensos ante fenómenos naturales

 Por Juan Rebaza Carpio


A la mortandad de delfines, lobos y aves marinas, sin explicación solvente y convincente, desde hace más de un mes, se suman los huaicos e inundaciones que han provocado decesos, hambre y desolación, dejando en evidencia, la incapacidad de organismos presuntamente técnicos y científicos, como el IMARPE (Instituto de Mar del Perú), SENAMHI e INDECI (Instituto Nacional de Defensa Civil), presididos de acuerdo a sus extrañas normas, sólo por militares de alto rango en situación de retiro, de la Marina de Guerra del Perú, Fuerza Aérea y del Ejército Peruano respectivamente, relegando a nuestros científicos y técnicos de reconocida idoneidad.
 Mientras en otros países, se detectan anticipadamente muchas anormalidades naturales, permitiendo evacuar las áreas de peligro, en nuestro país ni siquiera somos capaces de vigilar el deshielo de los andes peruanos, ni el curso de las torrenteras de agua, que finalmente ocasionan inundaciones ante la falta de mantenimiento de los cauces de los ríos, y arrastrando piedras y rocas sepultan poblaciones, propiciando desapariciones y muertes.

Existiendo el libre y amplio acceso a las informaciones e investigaciones de entidades internacionales de prestigio, nuestros organismos exploratorios no apelan a ellos, ni realizan indagaciones serias de nuestro mar y el medio ambiente, en épocas que el mundo muestra sus preocupaciones por el futuro de nuestro planeta y la supervivencia de los seres humanos.

Pero nuestro país sí cuenta con profesionales y científicos capacitados, quienes realizan valiosos estudios, que divulgan a través de libros y escritos, que incluso circulan en las redes sociales, sin ser tomados en cuenta, ni convocados sus autores. Un ejemplo es el caso de la ONG “ORCA”, que desde 06.04 último, fue LA PRIMERA en alertar sobre la mortandad de miles de delfines, alcanzando sin tapujos, explicaciones más responsables y con mejores argumentos, sin embargo no han sido tomados en cuenta. Es evidente pues, que el IMARPE, SENAMHI e INDECI, hasta el momento solo son vistos como refugios de jubilados militares, muy respetables, pero generalmente inoportunos para labores profesionales científicas.

Nuestro Océano Pacífico requiere de una permanente atención e investigación sobre su injerencia en la vida humana, sus increíbles recursos para encarar el hambre de nuestro pueblo y del mundo; y no sólo para elaborar harina de pescado destinada a alimentar pollos y cerdos, o ser visto como un botadero de desperdicios. La desigualdad de nuestro suelo marino, sus pronunciadas elevaciones de miles de metros, la presencia de volcanes submarinos, su diversidad de temperaturas, los verdaderos efectos de la presencia de la Corriente de “El Niño”, entre otros enigmas, comprometen nuestro interés en aprender más de la naturaleza marina.

Instituciones como el IMARPE, deben pues, aperturarse orgánicamente también, a los científicos y profesionales peruanos, para presidirlas y orientar eficientemente a un sector trascendental como el pesquero, preservándolo y aprovechando racional y responsablemente nuestras 200 millas, carentes actualmente de un ministerio propio.

IMARPE, SENAMHI e INDECI deben reestructurarse urgentemente, pues hasta ahora no suelen advertir sobre acontecimientos naturales, y con tardanza ensayan explicaciones titubeantes, descuidando la necesaria seguridad de millones de peruanos.

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