¿Es el valor de la canasta per cápita de pobreza la mejor medida de bienestar?

 Por Julio Gamero


Hace unas tres semanas se dio a conocer la actualización de la metodología para la medición de la pobreza. El principal resultado de ello se observó en una mayor disminución de la pobreza hacia el 2010, pero con cambios en su estructura interna, particularmente en las zonas rurales donde se verificó que los niveles eran mayores que con la anterior metodología.
 Sin embargo hay un elemento que merecería una mayor explicación. Se refiere al valor per cápita de la canasta de pobreza. Para el caso de Lima Metropolitana, entre el 2004 y el 2010 ella sube desde S/. 312 a S/. 335 mensuales. Es decir aumenta en un 7,3% cuando la inflación en dicho periodo ha acumulado un 16,63% (INEI, 2012). Esto significa que el valor real de dicha canasta se ha reducido en términos reales: costó menos en el 2010 que en el 2004.

La canasta de pobreza se construye a partir de un referente alimentario, que es el que delimita la canasta de extrema pobreza pero incluye a otros bienes y servicios. La inflación de alimentos y bebidas del hogar en dicho periodo -2004 al 2010- ha acumulado 23,64% de aumento, muy por encima de la variación del índice general de precios al consumidor.

La única explicación para que disminuya el valor real per cápita de la canasta de pobreza es que el ajuste en la norma calórica sumado al menor requerimiento de calorías relacionado con el menor desgaste físico en razón del aumento de la población urbana haya sido sustantivo. Es decir, que las calorías per cápita contenidas en dicha canasta hayan seguido la marcada tendencia a la baja que ya se hacía visible desde 1991 (ver tabla adjunta). Se requiere, para despejar cualquier duda, que se dé a conocer dicha información, la cual no aparece en la extensa nota metodológica dada a conocer junto con el Informe Técnico.

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