CEPLAN convidado de piedra

 Por Germán Alarco Tosoni


La planeación gubernamental tenía un lugar menor desde antes que el nuevo gobierno asumiera el poder en julio del 2011. Las designaciones del titular del MEF y del BCRP reafirmaron la preeminencia del mercado y reducían los espacios para la planeación en el Perú.
 En el documento de la Gran Transformación no se mejoraba su espacio institucional. Lo importante era el apoyo de la sociedad: un nuevo contrato social. Los vericuetos de la burocracia y las organizaciones para implementar políticas no eran relevantes. Sólo la agrupación política Fuerza Social propuso, en campaña electoral, un nuevo ministerio de desarrollo, planeamiento estratégico e innovación tecnológica. En la denominada Hoja de Ruta, entre LA PRIMERA y segunda vuelta, tampoco pudimos asignar a ésta el rol que le correspondía, a diferencia de lo que se anotó a favor del INEI.
 La planeación tardó seis años en volver a nacer, luego que el Acuerdo Nacional así lo señalara. Apareció como una organización diminuta, con muy pocos recursos, lejos del centro de las decisiones, aglomerada con otro conjunto de instituciones, cerca de veinte, también minúsculas, que rebasaban la capacidad de gestión de cualquier Premier. De estas pequeñas organizaciones al menos unas cinco habían sido parte del Instituto Nacional de Planificación (INP) hasta 1992. En ese año, el MEF desapareció y atomizó las funciones del INP. Un reflejo actual de su precariedad es que todo su personal sigue bajo el régimen CAS y el MEF obstaculiza la mejora. Otro ejemplo de su marginalidad es que la autorización formal para iniciar el proceso de actualización del Plan Estratégico al 2021 tardó, en el nuevo gobierno, casi tres meses en obtenerse.

Sin embargo, la planeación es LA PRIMERA etapa del proceso administrativo de cualquier institución antes de la organización, dirección y control. Es también, como dice H. Pease, LA PRIMERA política pública. Es un instrumento que se utiliza en todo tipo de empresas privadas nacionales e internacionales. La planeación es antes que el presupuesto. En el 2003 el propio MEF se dio cuenta de la importancia de elaborar programas sectoriales. En lo que no está de acuerdo es que el CEPLAN tenga el liderazgo de la conducción estratégica del país.

La lista de debilidades del CEPLAN es larga. Su diseño institucional es inadecuado. A pesar de esto, la evidencia internacional avala la necesidad de fortalecerlo, más aún en países de desarrollo tardío. Hay que balancear la estructura de poderes en el gobierno central. No todo es el MEF, ni el libre mercado. Para alcanzar el desarrollo se requiere de una hacienda sólida, un buen banco central y una planeación fuerte.

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