Crecimiento y Desarrollo

Por Armando Mendoza.


Las recientes declaraciones de Bill Gates, fundador de Microsoft y uno de los responsables del pasmoso avance de la informática a nivel mundial, sobre el desarrollo económico del Perú, han generado un severo rechazo dentro de nuestro país, dado el desconocimiento e insensibilidad que dichas declaraciones expresan.

En concreto, míster Gates afirma que el Perú es ahora un país de ingresos medios que ya no requiere ayuda para su desarrollo; lo que ha sido justamente criticado, pues Gates estaría tomando en cuenta solo parte de la realidad: aquella que dice que somos un país con altas tasas de crecimiento del PBI y de los ingresos; mientras que estaría obviando la otra parte de la moneda: aquella que nos dice que pese a los avances logrados, somos aún un país con severos problemas de pobreza y desigualdad.

Lo interesante es que Gates, en su miopía, no ha hecho más que replicar la miopía de algunos que miran desde dentro del Perú, pero que, igualmente, solo ven la parte de la realidad que les conviene. La falta de conocimiento y de criterio de un foráneo es chocante, pero más chocante es la actitud de algunos sectores nacionales; nuestros Bill Gates cholos, peruanazos ellos; que solo se fijan en el crecimiento de las cifras macroeconómicas y no se toman el trabajo de ver qué hay más allá de las cuentas en azul.

Ciertamente, el crecimiento de la economía es deseable y necesario; pero no es obligatoriamente sinónimo de desarrollo. Un PBI creciente por sí solo no garantiza la inclusión de sectores vulnerables, una mayor equidad en la distribución de ingresos, el progreso sostenible en zonas marginales, etc. Así, para que la prosperidad económica se traslade plenamente al progreso en el campo social se requieren políticas específicas y esfuerzos concertados.

Tenemos una enorme tarea pendiente en el campo de la inclusión y la equidad; con metas ambiciosas que no será posible alcanzar sin la contribución de todos los sectores relevantes, tanto públicos como privados: gobierno central, regiones y municipios, gremios, entidades de la sociedad civil, entre otros. Cómo trasladar el crecimiento económico a mejoras reales y sostenibles para todos los peruanos es el desafío que tenemos que encarar; porque crecimiento no significa automáticamente desarrollo; y, si olvidamos esa verdad, terminaremos siendo tan miopes como míster Gates.

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