La “decadencia del Imperio” y la política económica en el Perú


 Por Jose Oscategui *


Hace ya buen tiempo que se escucha que EEUU está en decadencia. Se escuchó, sin duda, durante la crisis de los años 30, durante la II Guerra Mundial y también en cada periodo de crisis económica por la que EEUU ha pasado. La actual crisis no ha sido una excepción.
Como toda decadencia de un poder, tiene que tener, como necesaria contrapartida, el ascenso en algún otro. Hasta los 60’s se levantó la imagen de la URSS. En la crisis de inicios de los 90’s, se elevó la imagen del Japón; al finalizar los 80’s y durante los primeros años de los 90’s en EEUU y en el resto del mundo, se aseguraba que Japón sería el nuevo país hegemónico en el mundo.
Pero la crisis que por entonces empezó a afectar a este país hizo olvidar pronto tales predicciones. Muy pocos años después, luego de la adopción del euro, se señaló que Europa surgía como la fuerza que reemplazaría al país del norte. Este pronóstico tuvo poca duración, pues, ante la debilidad e inexistencia práctica de una Europa unida, el pronóstico dejó de sostenerse. Por ello, pasado este episodio, los países del grupo conformado por Brasil, Rusia, India y China fueron convertidos en los destinados a destronar al Imperio, señalándose el inicio de la crisis en EEUU en el 2007 y su expansión a escala internacional como la evidencia de su fin.
¿Crisis final del Imperio?
Las características de la economía norteamericana hacen que, siendo real su crisis, no sea cierto que su fin esté cerca. Su dimensión es casi tres veces la de China (medida en dólares corrientes); su base industrial es poderosa, moderna y muy bien diversificada; su sistema financiero está en problemas, pero no existe otro en ningún otro país que esté mejor. Su productividad es bien elevada y posee, con largueza, las mejores universidades del planeta, siendo el líder en la producción de nueva ciencia y tecnología. Está bastante endeudada, pero su dimensión y su potencial de crecimiento hacen que no haya dudas sobre su capacidad de pago. ¿Cuál es el problema económico de fondo que enfrenta esta economía? En el mediano plazo, lo más importante tal vez sean la mejora de su infraestructura, la restauración y ampliación de la regulación financiera (para que detecte y desarme problemas que afecten al sistema en su conjunto) y la solución de los problemas que podrían conducir a déficits fiscales insostenibles, como los del encarecimiento de la atención de la salud (Medcare) y la seguridad social. En el corto plazo, el problema central es el del desempleo generado por la crisis, que si no es corregido puede afectar al crecimiento futuro de la economía. Nada de esto indica que la crisis sea terminal.
La visión del FMI y de la Reserva Federal de EEUU sobre la crisis
En la última semana estuvieron en un mismo evento Christine Lagarde, directora general del FMI, y Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal. El objetivo del evento no fue analizar la crisis sino los problemas de crecimiento en el largo plazo. Lagarde señaló que el riesgo de recesión para la economía mundial se había incrementado y que era necesario actuar inmediatamente. Ella sostuvo que uno de los problemas actuales de la economía mundial es la caída de la demanda y el bajo crecimiento de las economías desarrolladas, lo que agrava su déficit fiscal y afecta su crecimiento económico de largo plazo.
Los países con capacidad de endeudamiento deben hacer uso de la política fiscal en el corto plazo para ayudar a la recuperación del ritmo de crecimiento y reducir el desempleo. Pero es necesario que muestren que podrán pagar sus deudas en el futuro. Por ejemplo, EEUU debe resolver el problema del creciente costo de la atención de la salud (Medcare) y de la seguridad social. Con respecto a la política monetaria, recomienda que esta debe adecuarse a la necesidad de evitar la caída de la actividad económica, pues el riesgo de recesión es mayor que el de inflación. Bernake estuvo en la misma sintonía.
Lecciones para la política económica en el Perú
La recaída de la crisis económica internacional amenaza al empleo y al nivel de actividad económica en nuestro país, lo que afectaría nuestro crecimiento futuro. No tenemos problemas ni de endeudamiento ni de inflación, pero sí de desaceleración de nuestro crecimiento. Nuestra economía tiene una deuda pública baja (22% del PBI) y una deuda pública externa aún más baja (12% del PBI), lo que lo convierte en un buen sujeto de crédito si la necesidad se presentara. También existen cerca de US$ 6.000 millones a disposición del MEF. Acompañando a esto, el BCRP tiene reservas (US$ 49.000 millones de RIN) suficientes para enfrentar una salida de capitales y mantener la corriente de créditos que pueda necesitar la economía. Por esto, ante la evidencia de los efectos de la crisis internacional, que en nuestro país generalmente se manifiesta como caída de la demanda externa con caída del precio de nuestras exportaciones y salida de capitales,  tanto Lagarde como Bernanke nos recomendarían adoptar la política fiscal y monetaria que contrarreste dicha caída de la demanda. El BCRP y el MEF deberán tener presente que tanto la aplicación como los efectos de ambas políticas toman tiempo en hacerse efectivos, por lo que es necesario actuar con anticipación.
Ni el Imperio se está cayendo ni han surgido ya los sucesores. Como la Unión Soviética, Japón y Europa lo muestran, el camino para “alcanzar al líder” no es lineal.


Prof. Dpto. Economía PUCP *

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